jueves, diciembre 07, 2006

El cuadro de las mil aves



No se como; pero, de pronto tengo en mis manos un cuadro, no es un cuadro muy grande, quizás de unos veinte por treinta centímetros. Está pintado en colores plata y dorado; similar a esos cuadros chinos que uno compra en los basares. Y en el se ve la figura de un ave. Tal vez un Ave del paraíso, un pájaro de fuego o un ave fénix; es difícil saber ya que puede ser todas las aves. Al voltear el cuadro, la figura cambia de forma y de color. Los colores son tornasolados, siempre dorados y siempre plata; pero, en el están todos los colores y todas las aves; mas, siempre una sola. Indefinible porque tiene algo de cada una…

Raspo la pintura –no entiendo porqué lo hago- veo caer el óleo que se resquebraja; sin embargo, a medida que voy removiendo la pintura, esta se renueva con otros colores y otras formas tan vívidas y tan hermosas como las anteriores. Esta faena me lleva horas y veo un desfile interminable de aves de distintos colores y formas… el cuadro permanece intacto.

Una voz me dice que el propietario del cuadro vivirá mil quinientos años, que este cuadro es el recuerdo vivo de remotos y olvidados dioses; de nombres tan raros e impronunciables que parecen extraídos de un cuento de Lovecraft. Me dice que por algún intrincado razonamiento –que solo conocen estos- el cuadro me ha elegido para ser su dueño; porque el cuadro elige a quien pertenecer, cosa que hace cada mil quinientos años. Deduzco de esto que cuando el cuadro decide cambiar de dueño el antiguo propietario muere e infiero que mientras tenga el cuadro este no puede morir.

Alguien, al parecer un conocido mío, se entera que soy el dueño de esta maravilla, e intenta arrebatármela. Al principio apela a la razón y me hace ver las inconveniencias de vivir tantos años, luego intenta infundirme temor. Me dice que me expongo a sufrimientos y lamentaciones, que el cuadro acarrea desgracias… no le creo. Pero, parece tener razón ya que un familiar muy querido, estando totalmente sano, repentinamente enferma. Mi rival se entera de esto y me lo echa en cara, me dice que es solo el comienzo. No temo, solamente me siento culpable.

Entonces mi rival recurre a retorcidos métodos para poner en mi contra a mi mejor amigo, a aquel a quien quiero como un hermano. Y este: convencido que el cuadro le dará larga vida decide aliársele. Para ello se arma de un enorme mazo el que se apresta a descargar sobre mi cabeza. Yo no huyo, no grito, no me defiendo, solamente espero. Tan convencido estoy que no moriré que solo espero ver la decepción de mi amigo cuando vea que no puede matarme, y si lo lograse; si mi análisis fuera errado y si el tener el cuadro no garantiza la vida, me queda la satisfacción de saber que no será el elegido... Entonces el mazo cae. No siento dolor sino un pinchazo en el hombro, un ligero escalofrío me recorre. Una puerta se abre ante mis ojos y a través de ella atisbo la eternidad. Cruzo el umbral, no hay luz; sin embargo no está oscuro, me adentro; no tengo miedo…

miércoles, noviembre 22, 2006

Sobre la teoría del chorreo

Los economistas, hablo de los chilenos. intentan convencernos de que la teoría del chorreo es un axioma. Nos dicen que tengamos paciencia, que el país crece y que a medida que este crecimiento sea mayor, mayor serán los beneficios para "el pueblo". Según ellos, cuando los empresarios ganen suficiente dinero, estos comenzaran a distribuirlo entre los trabajadores, osea, se producirá el anhelado chorreo.

Todo bien, pero ¿cuanto es suficiente para un empresario? esta más que demostrado que a medida de que un hombre adquiere mas bienes, tiene también nuevas necesidades. en una espiral que se alimenta a si misma: más dinero más necesidades.

El maridaje riqueza-necesidad parte por adquirir un bien y luego hay que conservar este bien. Se compra una casa y hay nuevas necesidades: la pintura, el césped, el agua, la electricidad, en fin la lista puede ser interminable, luego, hay que llenar la casa: los muebles, el televisor, las flores etc. Cuando la casa queda chica para todas las cosas que se tienen se compra una de mayor tamaño. Cuando se adquiere un automóvil y si se tiene suficiente dinero, se comprará otro para la señora o tal vez uno mas lujoso. y así hasta el infinito.

Por ello es difícil que la teoría del chorreo sea verdadera, más aun si se considera que la actitud humana predominante es al acaparamiento y no al desprendimiento. las madres Teresa son la excepción, y la regla general son los Mc patos. No digo que esto sea bueno o malo: simplemente es así.

En fin, sin ser economista, planteo que la teoría del chorreo esta equivocada: el chorreo no se producirá, dado que el bolsillos de los hombres, ya sean estos ricos o pobres, no tiene fondo.

miércoles, noviembre 01, 2006

El fin del paraíso



Imagine usted que vive en el paraíso. Alguien se encarga de alimentarlo, por lo que usted nunca pasa hambre; no le falta el agua, por lo que nunca pasa sed; la temperatura es la ideal para que usted esté cómodo. Usted no vive solo. Está acompañado por miles de individuos iguales a usted e igualmente felices. Usted tiene un grupo de allegados, los más cercanos, con ellos usted hace su vida. Porque este paraíso es tan vasto que nunca conocerá en su vida a todos los demás.
En este paraíso, la luz se apaga y se enciende justo cuando usted siente hambre. El alimento es sabroso a su paladar y adecuado para sus necesidades energéticas y está siempre disponible y proviene de un maná que parece inagotable; solo tiene que caminar para encontrarlo y no caminar mucho, de este modo usted nunca se cansa. No sabe lo que es correr porque nunca tuvo que hacerlo. No sabe lo que es la sed, ya que el agua, al igual que el alimento están a la mano. Desde una fuente inagotable.
Pues bien, este paraíso existe, yo lo he visto, he visto a individuos felices, gordos y bien alimentados. Y he vistos el fin del paraíso. El cataclismo.
He visto como algunos son abruptamente sacados de este paraíso, arrancados de su hogar. Llevado lejos. He visto el miedo de algunos en los ojos. He visto el temblor de sus piernas. He mirado y visto su desesperación.
Pero, volvamos a nuestra ensoñación. Está usted viviendo feliz cuando una noche desde alguna parte le llega un rumor. Todos se desasosiegan, los dormidos se despiertan, de pronto todos corren. Son los demás que huyen. Lo pasan a llevar, lo atropellan, lo pisan. Usted no sabe lo que pasa, también corre: porque todos corren.
Usted asiste a este espectáculo con pavor. Ve con horror como sus vecinos son levantado y metidos en una jaulas. Todos gritan; el ruido es ensordecedor. De pronto, después de unos minutos (todo es muy rápido) el ruido cesa; todo esta quieto otra vez, como un sobreviviente después de la tormenta, usted mira desolado el panorama. Todos se han ido.
Su mundo ya no es el mismo, todos los que vivían con usted ahora ya no están. Usted está solo, ahora no hay alimento. El manantial de donde manaba el agua ahora esta muy alto, como si una mano misteriosa la hubiera levantado. La fuente de alimento ahora ya no está a su alcance. Alguien, no sabe quien, la ha movido. Por primera vez usted siente frío. Deambula de un lado para otro, logra ver a alguno de los suyos que al igual que usted camina atontado, mas allá ve alguno que agoniza. Más allá se tropieza con algún cadáver.
Luego, cuando ya han pasados las horas, después de de sentir esta tremenda desolación, después de vagar sin sentido, cuando la sed le atenaza y el hambre orada sus entrañas; cuando el frío cala sus huesos; cuando harto de deambular de un lado a otro, usted se rinde al cansancio y cierra los ojos. Sueña con su mundo destruido, con sus amigos que no están. Quiere sentir el calor de su hogar, beber de la fuente acostumbrada comer de su maná; entonces, siente un escalofrío y su cuerpo tiembla; ya no puede controlarse. Usted sabe que va a morir.
Como le decía, yo he visto este cataclismo. No es la guerra, no es un huracán o un terremoto, esto ocurre cada 47 días; cuando, como una tromba, llega por las noches la cuadrilla de pilladoras en un criadero de pollos.

sábado, octubre 28, 2006

De los inventos


Me preguntaron mientras conversaba con alguien cual es la génesis de una tecnología. O sea, que hace que esta tecnología primero se cree y luego se popularice.

Al respecto cabe preguntarse si el invento viene a paliar una necesidad o la crea. Recuerdo el cuento de los vendedores de zapatos que viajan al África a explorar nuevos mercados y descubren que nadie usa calzado. De ahí que uno de ellos reportara a su empresa que no se podían vender zapatos ya que nadie los usaba y el otro reportara que había una gran oportunidad de vender ya que nadie tenía zapatos.

Si se analiza el teléfono móvil. Se ve que hasta hace unos 10 años atrás nadie lo utilizaba. La gente vivía con teléfonos de línea fija y no era necesario el uso de este aparato. Sin embargo 10 años más tarde es casi imposible vivir sin él. Hasta el niño de 5 años lo pide. Los padres sufren frustración por no poder entregar uno y el niño que no lo tiene se siente disminuido. ¿Que pasó?

Cabe preguntarse si la necesidad de comunicación era tal que vino a ser suplida por este aparato o la necesidad de tener uno se creo después de inventado.

Al parecer la difusión de un artefacto se da cuando alguien lo tiene y el otro quiere tenerlo. Las grandes empresas saben esto y lo explotan. Le dicen que usted será feliz si lo compra, lo comparan con otros que lo compraron, lo invitan a unirse al grupo.

Sin embargo, la necesidad del teléfono móvil existía. Algunas empresas necesitaban comunicar sus decisiones a gran distancia y para ello se utilizaba la radio. El celular reemplazó a la radio. Pero, ¿por qué alguien que no era empresario debía tener uno? Simplemente porque las necesidades del ser humano son infinitas – cuestión que analizaremos en otro articulo. Siempre habrá alguien a quien le sirva la nueva tecnología y esté dispuesto pagar por ella. Después, es cuestión de propagar el uso hasta que otra tecnología mas atrayente desplace a la anterior.

sábado, octubre 21, 2006

Viajeros


Mientras miro con aire somnoliento, el ir y venir de la gente en el aeropuerto, veo las delgadas azafatas presurosas, preocupadas. Se ve el pasajero que ya ha recorrido miles de kilómetros; chancero, despreocupado; el novato con aire tímido. La señora despistada por la cual se atrasa el avión. En esta fauna humana, nadie parece conversar, a nadie parece importarle nadie. Cada uno vive en su metro cuadrado, ensimismados en sus asuntos.

Mientras miro, noto que es la moda cargar con sus computadoras portátiles. Unos la pasean bajo el hombro, otros en carro y otros se entretienen con ellas. Haciendo nada importante, solo matan el tiempo. En el fondo, acarrean estos artefactos miles de kilómetros solamente para dar la sensación de importancia.

Los hombres, no importa su edad, lucen blujeans, los que, al parecer, son la tenida de combate de todos los viajeros, al menos en este aeropuerto. Estoy en Calama. El polvo del desierto ensucia sus zapatos, los que son de seguridad; lo que me hace pensar que la mayoría de ellos viene de haber visitado algún mineral.

Creo que el norte esta bullente. El dinero del cobre atrae a vendedores, ingenieros, comerciantes etc. Se les puede reconocer fácilmente. El ejecutivo, que no descuida su rol, viste de traje gris. Al igual que el vendedor. Los ingenieros, técnicos, y obreros: blujeans.

Todos son hombres silenciosos, los que hablan parecen compartir algún secreto, la mayoría se pasea y mira y calla. La mayoría anda solo, o de a dos, rara vez se ve un grupo.

Al parecer nada es importante, solamente importa llegar donde de se va. Aquí, entre esta gente, el destino es importante. No importa lo demás. Solo importa que el tiempo pase para abordar. Dicen que el chileno es conversador y amistoso. Aquí parece que no es verdad.

Alguien se acerca y se sienta a mi lado. Me da la espalda.

Sobrevolar



Reflexionando sobre este tema, mientras viajaba a Santiago y miraba las luces de ala del avión me dije que en este ámbito, el aeronáutico, la tecnología ha alcanzado un desarrollo importante, sino espectacular. El avión en que viajaba era un AirBus, el que me pareció muy elegante. Pero, no es mi intención hablar de aviones, sino el llamar la atención a un hecho que parece cotidiano, pero que no deja de ser sorprendente: El vuelo de los aviones.


Pareciera que la condición natural del hombre sea la de caminante, ya que no se le dotó de alas sino de piernas para desplazarse. Pero, dado su ingenio, ha logrado construir estos gigantes voladores que le permiten desplazarse por los aires, recorrer enormes distancias y acortar los tiempos de viaje.

Sin lugar a dudas, el hombre no volará como las aves, ya que este tipo de vuelos carece de la gracia y sincronismos de estos, pero, el hecho práctico es que el vuelo lo utiliza para transportarse y trasladar enormes cargas en forma rápida.

Pese a lo anterior, el vuelo de los aviones no deja de tener su encanto, sobre todo si se le mira planear, cosa que hacen con gracia. Y si se va en el vuelo es a ratos agradable y a ratos inspira temor.

Pensaba en eso mientras mis oídos zumbaban y un dolor de cabeza me molestaba. Sin lugar a dudas a la tecnología en este campo le falta mucho por recorrer. Tal vez en el futuro ya no se sentirán los molestos efectos del despegue y aterrizaje; quizás los aviones sean más silenciosos,
mas amplios, no sé. Pero, aun le falta mejorar.

martes, octubre 17, 2006

Inicio

Hoy he tratado de crear este blog, como su nombre lo indica: tecnoilogica tratará de tecnología ilogica. Como este caso; al elegir la plantilla me adjudicó una diferente.je,je..



En fin... veamos mas adelante que pasa.