Estas fechas me ponen melancólico, ¿o será que ya estoy
depresivo? Siento el paso de los años y veo mi niñez infinitamente lejos ¿habré
sido niño alguna vez o habré sido
siempre viejo? Y al volver la vista a mi interior, veo que nace y crece una
angustia, un desasosiego, una opresión, y al igual que las nubes que cubren el
cielo en este día de lluvia ¿Porque lloverá en navidad? Este desaliento me impide ver la alegría de estas fiestas y me
hacen necesitar que alguien me abrace, como lo hacía mi madre.
Será porque es fin de
año y es hora de hacer el balance y siento que una vez más quedo al debe con la
vida, siento que no es la vida la que me debe, sino que soy yo quien estoy en
deuda con ella: quizá pude dar un poco más. Este año ha sido bueno, sin sobresaltos,
pero, por alguna razón ha sido un año lleno de angustia, nunca he estado tan
depresivo como ahora, será porque ya he aceptado que muchos de los que
partieron conmigo ya se han ido, y andan por ahí lejos de mí y a otros ya no
los veré nunca más.
Siento que cada año que pasa me acerca más al infinito mar
de la eternidad y eso me angustia, en una desesperanza sin sentido, sin razón, ¿a qué
acongojarse ante lo inevitable? ¿Por qué no acatar dócilmente el devenir?
Y de a poco, tu recuerdo me conforta, (misericordia
ultrajante, dice Vargas Vilas), como todo consuelo que da la vida, y aunque no estés aquí, me
alivia el saber que existes y como
cuando el sol se muestra detrás de la neblina y brilla tenuemente al medio día,
así la alegría toda tímida torna a mí, entonces vuelvo a ser el mismo y se aleja esta inquietud.