viernes, agosto 15, 2008

La partícula de Dios


¿Que hace que las partículas de los átomos se mantengan unidas y no se disgreguen?
Los físicos nos responden que es La Partícula de Dios o el boson de Higgs el elemento que los sujeta y aglutina Y al mismo tiempo nos dicen que nadie ha visto jamás un Higgs, mas, está ahí, escondido, pero, presente. Y lo están buscando; los físicos del mundo, como una jauría, están tratando de darle caza.

Me he enterado, que los físicos del CERN, han creado un gigantesco Colisionador de Hadrones y han decidido realizar un experimento que les permitirá ver la partícula primigenia: En su constante búsqueda de una explicación del origen del universo, estos prometeos de la ciencia tratan de robar a Dios sus secretos y para ello no trepidan en hacer atómicas colisiones.

Los átomos disparados unos contra otro, a la velocidad de la luz colisionan y se desintegran y en su muerte liberan enorme energía. La desintegración transforma las partículas, las fracciona y en seguida sus fragmentos se condensan y aglutinan dando origen a otras partículas nuevas y desconocidas.

En una explosión colosal se intentará reproducir el momento del inicio del universo; será un Big Bang de maqueta. Los científicos producirán una gran colisión de partículas y del resultado de esta esperan que, en un brevísimo instante, breve como la nada, unos cuantos Higgs, bailoteen frente a los ojos curiosos de cientos de físicos.

Para nosotros, humildes mortales, que vivimos alejados de estas cuestiones y a quienes nos cuesta comprender la Teoría de la Relatividad y que menos entendemos la Teoría de Las Cuerdas. Este experimento nos parece más arriesgado que práctico. Porque ¿Qué pasaría si durante la colisión la materia se vuelve exótica, y se crea un hoyo negro que sea estable aunque sea por unos nanosegundos? Caeríamos en la boca de un insaciable glotón que engulle materia y veríamos, en un cerrar de ojos, como una parte del planeta es engullido por este.

O, puede generarse otro tipo de partículas que aun no conocemos, similar a la materia oscura, que viaje traspasando las paredes del Gran Acelerador de Hadrones y la corteza de la tierra, exponiendo a la radiación desconocida a todos en el planeta.

O, puede generarse partículas de antimateria, que al unirse con a la materia causaría la destrucción de las mismas, en una suma cero, liberando en el proceso una gran energía y provocando una explosión gigantesca.

O, más probable, no pase nada, y de suceder algo, los daños lo sufrirá el Colisionador y los que, ese en ese momento, estén participando del experimento. O simplemente, como viene ocurriendo en la física, este tipo de experimentos solo demuestren que las teorías estaban equivocadas y la realidad se ría en la cara de estos genios y los suma más en dudas que en certezas, y todo el esfuerzo sea solo para ver que ahora hay más preguntas y más preguntas

Un alma perdida

Hoy, mientras volvía a casa, me encontré un alma, era un alma perdida; alguien, algún despistado la había olvidado o tal vez abandonado. Yo me considero un tipo desafortunado cuando se trata de encontrar algo, es más: nunca me había encontrado algo. Ni una moneda, ni un maletín, ni nada. Por lo que al ver el alma, desconfiado, miré para todos lados, para cerciórame de que alguien no estuviere mirando, luego, con recelo, me acerqué a examinarla. Era un alma pura. Aunque desgastada por los ajetreos de la vida; dado el paupérrimo aspecto, quien la perdió, me dije, ha de haber sido un pensador, o un filósofo o, tal vez, un poeta.
Largo rato estuve cavilando y dudando entre tomarla o dejarla para que otro se la llevase, pero, por alguna razón, la calle donde me encontraba estaba desierta y los poquísimos transeúntes pasaban por la vereda de enfrente. En eso estaba, cuando el alma pareció hacerme gestos que demostraban un interés en agradarme. Al igual que un perro que nos mueve la cola y hace piruetas para encantar.

Tanta fueron sus muestras de cordialidad y simpatía que decidí quedármela, aunque unos minutos después me acometió el pánico y me imagine encontrarme con el dueño del alma y recibiendo de este duras recriminaciones por haber tomado su esencia. Y una infinitud de preguntas se me vinieron a la cabeza. ¿Y si el dueño del alma la hubiera perdido involuntariamente, y estuviera desesperado por recobrarla? ¿Y si, lo que es peor, la dejó ahí solo mientras hacía unas diligencias? Y luego me vinieron otras interrogantes ¿Qué haré con esta alma? ¿Para qué me quedo con ella? ¿Me servirá? ¿Será esta alma mejor que la que yo tengo? Y mientras pensaba que hacer con el alma, me fui alejando del lugar, alegre por haber encontrado algo, aunque solo fuera un alma perdida.
Y mientras me alejaba, alegre con mi encuentro, me llego una interrogante ¿Si las almas solo pertenecen a Dios, puede Dios olvidarlas?
Y si fuese así, si el alma fuese un alma olvidada por Dios. ¿No sería este el mayor de los abandonos? ¿No sería un alma sin esperanza ya eternamente perdida? Por eso, para mitigar su abandono, decidí quedármela, mañana veré que haré con ella.