miércoles, julio 23, 2008

Un Crimen Pasional

El rostro de ella, contraído por la ira, empapado en lágrimas, pálido como un papel, pareció recuperarse, le miró fijamente, y sin piedad le espetó:

-Sí, te he sido infiel-

El, sintió como si un mazo le hubiera golpeado el cráneo, un frió hierro hirió su estómago, y la pena, como una caldera hirviente, subió por sus entrañas. Pálido, desencajado, mareado por la emoción, retrocedió un paso, se contuvo, y no queriendo parecer débil, levantó su cabeza.

Sus ojos se encontraron con los de su mujer, eso ojos que un día le miraron con amor, y en los cuales se reflejó, con los que soñó, esos ojos adorados, ahora le parecieron dos brasas encendidas que le miraban con furia.

Ella, al verlo tan abatido, sintió que todo la admiración que alguna vez sintió por él había terminado, y esto aumentó su indignación hasta el punto de menospreciarlo. Envalentonada, tomó a su marido de la solapa y le zamarreó. El, anonadado, sin defenderse, tratando de explicarse lo que pasaba, solo atinó a retroceder.

-Si, te he sido infiel y la que llamas tu hija no es tuya.- Le gritó ella.

Atontado, sin comprender bien lo que escuchaba, el frío e hiriente tono de las palabras de ella, despertaron en su interior una fuerte rabia, y esta creció, hasta que, descontrolado, sus poderosas manos aferraron el cuello de ella, y apretó y apretó. Ella, al principio se defendió con golpes de puño y arañazo en el rostro de él, los que no hicieron mas que aumentar la ira de este, pero, las manos, poderosas manos de obrero, como tenazas, fueron ahogándole, quitándole el aire hasta que su respiración ya no fue mas que un estertor; el rostro de ella cambio de expresión, se puso morado, y de pronto, dejo de moverse.

Cuando por fin él despertó de su locura, y soltó el cuerpo exánime, y toda la enorme emoción se replegó como se repliegan las aguas de un rio desbordado y lentamente su espíritu se fue serenando, atónito, comprendió la magnitud de su demencia.

Retrocedió hasta caer sentado en una silla que había en la cocina donde se encontraba, y como azotado por un huracán, todo su espíritu se conmovió al vislumbrar su futuro sin futuro y ya eternamente sin ella. Asombrado y desolado, un profundo sollozo brotó de su garganta y el llanto emergió incontenible, largo rato estuvo así. Hasta que ya sin lagrimas y sin odio, sentado, inmóvil, como un muerto en vida decidió esperar a que vinieran por el.

Cuando llegué, ya lo habían esposado y sin miramientos, los oficiales de la policía lo conducían al furgón.

Yo intercambié una palabras con los que, curiosos, habían concurrido hasta el lugar, y me fui enterando de las causas de tal brutal tragedia, después de que hubieron levantado el cuerpo, y ya se hubieron retirado todos, me quede pensando y me dije que resulta peligroso querer a alguien, más aun, si ese alguien no te quiere y tu amas demasiado.

sábado, junio 28, 2008

A ella le gustaba el mar


En una noche de soledad. Cuando el cansancio de vivir lo lleva a uno a deambular ya no por las calles de la ciudad sino en la maraña de vías que tiene el mundo virtual. Ese mundo paralelo al físico. Mundo de sueños. De seres errantes, tan solos como uno, me encontré con ella en una de las tantas salas de charla que pueblan este mundo fantástico.

¿Como era? Atractiva, dijo ella, tal vez tierna, con una tristeza en el alma. Con el peso del fracaso sobre los hombros, pero, aun así con ilusiones. Tenia los años que hacen que la vida se mire volteando la cabeza, cuando se empieza ya a vivir de recuerdos y se deja atrás aquello que ya no volverá jamás. ¿Como era? La verdad, es que nunca lo sabré. Ella es lo que yo quiero que sea. Ojos de melancolía color café, quizás la noche de su pelo refleje el sol en el día ¿Cómo se verá el sol filtrado por tu pelo? Le pregunté. No es una pregunta lógica, pero, en el espacio infinito de la Red, la lógica no es cuestión que importe.

Y hablamos, de banalidades que se dicen en la red, ella recatada o sin saber que decir, yo desbocado y parlanchín. Y habló, de lo que hablan las mujeres, música, películas, nada muy profundo.

A ella le gustaba el mar. Le gustaba Caminar por la arena, sintiendo la caricia del viento en su cara, el sonido de las olas al morir en la orilla de la playa, mirar el cielo o la eterna gaviota solitaria, mirar la línea donde chocan el mar y el cielo y se funden en un abrazo titánico. La inmensa mole de agua era para ella como un compañero. Su sueño era ser amada, y caminar con su amante por la orilla, tomada de la mano, sentir la arena bajos sus pies…

¿Donde han quedado tus ilusiones?—le pregunté.

Las llevo conmigo—me respondió. Para mí, que ya las he perdido hace años, esto me pareció muy extraño.

¿Has sido infiel?-- me preguntó

No, solo a mi mismo-- le conteste y le fui sincero,

Y ahí me detuve. Pensé en lo que hacia y por primera vez vi la magnitud de mi pecado. No estaba siendo fiel a mi mismo y a los que quiero, y esa es la mayor de las infidelidades.

¿Por qué conversé con ella? Creo que por el hecho de que hay alguien que me cuenta sus cosas o porque a mi me gusta escuchar, tal vez, pero, es mas probable que sea porque quiero hablar de mí.

Me dio su e-mail, no lo anoté. ¿Para qué? Si cuando acabe la noche, cuando haya dormido, cuando se haya ido el cansancio, cuando llegue el día, cuando la oscuridad se retire, y llegue la luz, se habrá ido esta soledad, y volveré a ver el rostro triste y siempre preocupado de mi mujer.

Cuando me despedí, le dije-- Algún día me reflejaré en tus ojos o solamente viviré en tus sueños.

¿Por qué Lo dije? Noches de cansancio, soledad y locuras, que lo llevan a uno a decir a una extraña cosas que debiera decir a quien está a su lado.

viernes, junio 27, 2008

Cansancio




Cuando te canses. Cuando ya no des mas, nadie estará a tu lado. Si a Cristo, en su cansancio un hombre enjugo su frente, a ti, nadie te consolará. ¿Quien te tenderá una mano? ¿Donde estará el José de Arimatea que te ayudará?
¿Quien te pasará una brújula en este caminar a tientas en la oscuridad de nuestro destino? ¿Que desconocido sendero recorreremos en este despeñadero de dioses y hombres? ¿Quien te prestará sostén en esta infinita caída hacia la nada?
¿Donde está la amistad? ¿Donde quedó el amor? ¿Donde buscar sustento? Para los que caminamos solos en esta vida, aquellos que no conocemos la amistad, para nosotros, los lobos esteparios, únicamente nos queda apoyarnos en nosotros mismos, y al igual que Héctor frente a Aquiles, enfrentar nuestro destino, aunque sepamos que no podemos vencer.

¡Ah!, Vida ¿Por qué me haces renegar? ¿Por qué este cansancio absoluto de todo? ¿Por qué esta angustia que aprieta mi pecho y nubla mis ojos? ¿Será el mismo mal de Rolla, Manfredo y Leopardi? o será el cansancio, ya no del amor sino de la vida misma, ¿Será que ya nos cansamos de bregar y queremos soltar los remos, saltar de la barca y hundirnos en las oscuras aguas de la eternidad?

En esta huida de la pobreza, en este perpetuo subsistir, somos arrastrados por una vorágine de trabajo hasta el punto que estamos viviendo para trabajar y el trabajo que da sentido a la vida ya no es mas que una condena. ¡La condena a Adán a vivir de su trabajo no fue tan cruel como lo es el condenar al hombre a vivir para trabajar¡

Ya lo dice el salmista, mas vale un puñado de descanso que un día de duro bregar. Por lo tanto, bienvenido seas descanso, así, mañana; al igual que Sísifo, levantaremos nuestra piedra hasta lo alto del monte, para que esta en la noche vuelva a caer. Y seguiremos así, hasta que el hijo de Érebo y Nicte se nos cruce en el camino.

martes, junio 24, 2008

El Aire y la teoría del chorreo


Hace ya un tiempo (en el artículo sobre la teoría del chorreo) dije que la teoría del chorreo no funcionará dado que el bolsillo de la gente es un hoyo sin fondo, a esta verdad debo agregar una más. La verdad es que esta teoría no funciona ya que los bienes son, en su mayoría limitados y tienen un costo.

Si existiera un bien ilimitado, no tendría precio. Ejemplo: el aire puro, En el pasado, el aire puro era casi ilimitado, ya que la contaminación atmosférica no existía, pero, a medida que la polución aumente, el aire puro se volverá escaso, y tendrá un valor, el que ira subiendo a medida que el aire se valla contaminando.

Podrá usted decir que es una utopía el cobrar por el aire, pero, no lo es, y es más, me atrevo a vaticinar que se cobrará por este, no en una forma directa sino indirecta y se hará en forma de un gravamen que contribuya financiar los trabajos tendientes a eliminar la polución del aire. De este modo, le cobrarán por respirar, de una forma encubierta y usted tendrá que pagarlo. ¿Qué otra alternativa le quedará?

Según la teoría del chorreo si alguien tiene suficiente aire puro usará el necesario y compartirá el resto, ¿será así? Yo creo que no, simplemente el que tenga suficiente aire tendrá la tendencia a comercializarlo, a lucrar con esto; ya muchos ven en esto un buen negocio y se están preparando para cuando el aire puro (ya que aire siempre habrá, como existe el agua salada, solo que no son aptos para el consumo) sea un bien escaso.

Y valla si será un buen negocio; porque ¿Cuánto esta dispuesto usted a pagar por respirar?

sábado, junio 14, 2008

¿El Principio del Fin?


y oí una voz como si fuera en medio de las cuatro criaturas vivientes decir: “un litro de trigo por un denario…” Revelación 6.6


Enormes filas de camiones detenidos a la vera de las carreteras en Chile. Bataholas, desordenes, paro de agricultores en Argentina. Protestas en España. Paro de camioneros en Inglaterra. ¿Debido a qué?, ¿cuál es la causa?: el precio del petróleo.

Es el comienzo del fin, los primeros tiritones de una gripe de la economía mundial, yo diría más bien de una pulmonía. Se acabaron los tiempos de la energía barata. Cada día que pasa cuesta mas producir petróleo y cada día que pasa, aumenta la demanda de este en el mundo.

Cada país reclama para si los confortes de esta sociedad de consumo que lo consume todo: millones de chinos que antes se desplazaban a pie ahora están comprando un vehiculo. Los hindúes dejan atrás sus tradicionales carros de mano y los están reemplazando por carros Mahindra.

Los países dueños del crudo saben que al aumentar la demanda aumentará el precio y será para ellos un buen negocio, pero, también saben que después de esto está la hecatombe, conocido es el dicho árabe que dice: “Mi padre montaba un camello. Yo manejo un automóvil. Mi hijo vuela un jet privado..... Mi nieto montará un camello.” Y así será.

Es aterrador el panorama que enfrentarán nuestros hijos y nietos. Imaginen un poco: sube el petróleo, sube la parafina y sube el gas. Si la parafina y el gas sube, todos los que se calefaccionan con éstos buscarán una fuente energética alternativa más barata. En este caso, la leña. Cuando aumente la demanda de leña aumentará la deforestación con un impacto ambiental catastrófico. Basta con mirar lo que ocurre en el sur de Chile.

Si a esto sumamos la estupidez que es el sembrar para hacer biocombustible con el consiguiente aumento de los precios en los alimentos básicos, como el maíz y el arroz, los que ahora serán destinados a este efecto y los que en su subida arrastrarán a los precios del trigo, el panorama es desolador. Tendremos hambre de muchos para que unos privilegiados puedan desplazarse en automóvil.

El problema está, no solo en que nadie quiere bajarse del automóvil, sino que estamos en una espiral inflacionaria que se impulsa a si misma, mayores precios del crudo, mayores costos del transporte, mayor coste de la electricidad, mayores costos de producción bienes y de alimentos, mayores precios de los alimentos, mayor cantidad de pobres. Más problemas sociales, más desordenes… más hambre.

Y eso es lo triste, cuando se creía que la tierra era capaz de albergar una población el doble de la actual se comprueba que no será así, sino que en 100 años más, la población deberá reducirse a la mitad. O aun peor, a un tres por ciento de la población actual (unos doscientos millones de personas) pero, esto no es mas que cifras, lo catastrófico será la forma en que se llegará a esa cifra. Para ello solo existen dos formas. La civilizada que es dejar de reproducirse o a la antigua: guerra, hambre, muerte.

Así es que, a menos que los gobiernos hagan milagros y conviertan el agua salada en petróleo, este continuará caro, y no bajará aunque todos los camioneros del mundo protesten, a menos, claro está, que dejen de usar los camiones, en tal caso, ¿Cómo llegan los alimentos a quienes los necesitan?

¿Las bestias salvajes habrán soltado los jinetes del Apocalipsis?

miércoles, junio 04, 2008

Cumpleaños

Hoy noté el paso de los años, y me sentí inútilmente solo. Sin ideas, contemplando la lluvia a través del cristal. Y me acuerdo de mi madre. ¿Que sueños habrá tejido cuando nací? ¿Cuantas decepciones? ¿Cuanto llanto, cuantos malos ratos, cuanta pena? Ahora ella ya esta muerta y se fue con ella mi única admiradora, ella era mi publico incondicional.


Mientras veo la lluvia caer, pienso que empiezo a vivir en la bajada de la curva de la vida, estoy en la etapa en que los recuerdos son más que las ilusiones, y en la que la vida comienza a quitar más y dar menos. A esta etapa le llaman La plenitud, ¿Cuando se está más pleno de vida sino en la juventud?

¡Cuan lejano están los días lánguidos de la adolescencia, cuando el reloj parecía detenerse solo para mi¡ ¿y mi juventud? ¿Dónde se quedó? ¿Los sueños que forje en que oscura noche se perdieron? ¿Qué viento tumbó los castillos que construí en el aire? ¿Y mi inocencia, en que zarzal del camino se enredó? ¿Y mis amigos, donde se fueron? ¿En que perdido rincón olvide mis ilusiones? ¿Qué brisa apagó la llama del amor?


¡Cómo pasa el tiempo¡ y su pasar nos acerca cada vez mas al temido final, como la calle que se acaba, como río que se acerca al mar donde se perderá, como el tren que se acerca a la última estación; así, la vida tiene su conclusión.


Un año más, ¿o un año menos? Al igual que el filósofo, pienso que la vida que viví, así como el dinero que gasté, ya no los tengo. ¿Qué me queda? Recuerdos dispersos, erráticos: una pizca de alegría, un pedazo de tarde en los brazos de una amante, una mirada grabada en mi retina, un apretón de manos de alguien que se aleja. No importa lo que quedó, sino lo que tengo. Y ¿que tengo? Tengo el amor por la vida, que me impulsa a vivirla, sueños que me llaman para buscarlos. Planes; tengo la certeza de ser amado por Dios. Tengo, el amor de mis hijos, la comprensión de mi mujer, gente que, en algún lugar me aprecia, tengo en fin, el resto de vida que me queda por vivir.


Abandonemos, entonces, esta congoja y sigamos, como el marino al timón, cara al viento, y que esta barca en la que navegamos surque el mar de la vida por largos años.


Y obedeciendo con resignación el consejo de los años, doy, por tanto, gracias a la vida Y brindo por lo que fui, lo que soy y lo que seré.

Y como dijo el poeta: Vida nada me debes, vida estamos en paz

sábado, mayo 31, 2008

La culpa es mía


Ella levantó la vista y me miró de frente: serena, sin miedo, sin culpas. Sus ojos profundos se encontraron con los míos. Yo devolví su mirada. Por un instante, pensé que me miraba como una mujer mira a su amante. Tierna, profunda... su mirada en la mía se quedó.

Unos instantes, brevísimos, duró este encanto. Sentí que por mi estómago subía una emoción que no sentía hace años. Tan olvidada estaba esa sensación que me inquieté; sentí ganas de abrazarla. Me retuve. Alcé mi copa y bebí un sorbo de vino.

Luego, coqueta e inquieta, su mirada de niña se distrajo en algún punto lejano. En ese momento contemplé su rostro, cansado por los años, pero aún hermoso.

—Somos como dos adolescentes —le dije.

El mozo, inoportuno, nos trajo el menú e interrumpió su respuesta.

Yo miré por la ventana del restaurante y guardé silencio. Me sentí empequeñecido y solo. Ella, con la perspicacia que tienen las mujeres, se percató de mi actitud y me dijo:

—Te sientes culpable.

—No —le contesté.

Habíamos quedado de acuerdo en vernos ese día. Después de varias charlas por Internet y de muchas dudas y temores, había aceptado su cita. Y aquí estaba yo, en una ciudad lejana, sintiéndome infiel después de muchos años de casado.

Ella miró la carta e hizo su pedido. Yo me entretuve leyendo la mía, tardando en decidir la merienda.

Cuando el mozo se alejó, reanudamos nuestra charla.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó.

Yo miré dentro de mí y busqué una explicación. Luego, evitando una respuesta comprometedora, respondí:

—Quería conocerte.

Y era una verdad a medias.

¿Por qué estaba ahí? No sé. ¿La soledad, la monotonía, o tan solo constatar que ya no me queda tiempo? Tal vez la curiosidad… no sé. Me sentí como la polilla que juega alrededor de la llama, atraída por la luz que puede matarla. Y desvié la conversación hacia temas triviales… ¿o importantes?: la familia, el trabajo, los gustos personales, las ilusiones; en fin, de aquello que se habla para fingir interés.

Ella me habló de sí, de sus triunfos y de sus fracasos. Al balancear estos en la historia de su vida, noté que esta se inclinaba por los últimos. Sin embargo, no se veía triste. Estaba llena de un entusiasmo que contagiaba, una alegría de niña que exudaba un deseo de vivir y experimentar.

—¿Qué buscas? —le pregunté.

—¿Yo? —sorprendida—. El amor —me respondió.

Yo, que en mis encuentros con el amor siempre he salido con moretones, no quería volver a encontrarme con él. Por eso evitaba todo guiño que pudiera malinterpretarse. Pero ella, ya cuando habíamos terminado la merienda y después de alejarnos del restaurante, mientras caminábamos por la orilla del mar, desinhibida, se colgó de mi brazo.

Al sentir el calor de su cuerpo, recorrió mis piernas un ligero temblor, que contuve como pude.

Mientras ella hablaba, yo, absorto, miraba la playa, la arena, el agua. El día era cálido, refrescado por la brisa. Las olas, mansas, venían a morir a nuestro paso. Y me sentí ridículo, del brazo de una extraña. Pero ella estaba tan feliz, o fingía tan bien, que no dije nada y evité el gesto de apartarla de mí.

Los años me habían hecho olvidar el perfume de una mujer. Por eso me estremecí al sentir su aroma tan cerca de mí. Y cuando su cabeza quedó junto a mi hombro, la fragancia de su pelo me hizo ruborizar, y una ola de deseo me inundó el cuerpo.

Al seguir caminando, me sentía cada vez más pequeño, más falso, más desleal. Y esa lacerante falta me llenó de angustia, matando todos mis ardores. Años de matrimonio habían puesto riendas a mis sueños; la costumbre había moldeado mi carácter, encausándolo en un surco de rectitud. Y ahora, al salir de esa huella estrecha, me sentía culpable.

Me dije: para ser infiel hay que tener coraje, cierto desapego por las cosas, un ánimo de novedad y un poco de malicia... cosas de las cuales carecía. Por eso, me fui sumiendo en un mutismo que ella notó y me lo hizo ver.

Sin enojo, se plantó frente a mí y me regañó. Argumentó que la vida se vive de momentos, que ese momento no se repetiría, que la vida da y quita cosas, y que lo que la vida ofrece hay que tomarlo sin remordimientos. Porque así es la vida…

Y así, como los marinos que escuchan el canto de las sirenas, me dejé llevar por el arrullo de su voz, y lentamente me fui envalentonando, hasta el punto de convencerme de que lo que la vida da hay que tomarlo. E hice míos sus planteamientos. Dejé de sentirme culpable con el simple expediente de echarle la culpa al destino. Pensé: si este no hubiera querido que esto sucediera, yo nunca habría estado ahí.

Por eso levanté la cabeza, enderecé la espalda y le sonreí. La miré a los ojos, jugué con su pelo. Ella bajó la mirada, y supe que había vencido. Con la euforia de ese pequeño triunfo, confiado y sereno, acaricié su cara y le di un beso.

Y fue la locura.

Más tarde, al abandonar el frío cuarto del motel donde dimos rienda suelta a nuestra lujuria, taciturno y lejano, hundido en mis pensamientos, no la miré a la cara. En su rostro, antes tan hermoso, se dibujó una mueca de disgusto. Adivinando mis pensamientos, a sus labios asomó un reproche.

—Yo no te obligué a hacerlo —me dijo. Y añadió—: Somos lo suficientemente mayores para saber lo que queremos.

Algo me hacía sentir sucio. Me impulsaba a alejarme. Y lo único que deseaba era irme. De reojo, miré sus ojos, humedecidos por el desencanto. Vi en ellos todo el cansancio de una vida sin amor, y sentí pena. Alcé la mano para acariciar su rostro, pero ella hizo a un lado su cara.

—No quiero tu lástima y menos tus culpas —me dijo.

—Lo que quiero es un poco de amor. Y se ve que tú no puedes dármelo —añadió.

Tras un largo silencio, me dijo:

—No te sientas triste. La culpa es mía. Sé que eres casado, pero no puedo sentirme culpable. Sinceramente, no me arrepiento.

Y se alejó de mí.

Atontado, como un niño abandonado, me hundí en la desazón y contemplé cómo ella se marchaba y se perdía entre la gente.


jueves, mayo 22, 2008

Una teoria del universo



El universo se inició en un instante titánico llamado Big Bang, después de esa colosal explosión, ocurrida en un tiempo pretérito, los trozos producidos por la explosión salieron disparados hacia el infinito y se alejaron y se alejan de su centro original hasta que se encuentran tan distantes de ese punto que es difícil precisar donde se produjo esta hecatombe.


Eso nos dicen los físicos y astrónomos y si hemos de creer en eso (hay que considerar que las teorías cambian), la tierra, entonces, es sólo un trozo de materia, un grano de polvo a escala cósmica, una esquirla del tronco original, que salio disparada hacia el infinito. Y que se desplaza, junto a soles y estrellas hacia un punto indeterminado.


Si esta teoría es correcta, entonces todo el universo, como lo conocemos hoy, tiene una fecha de nacimiento, y cada polvo, cada gramo de materia debieran tener su génesis en un mismo evento. Pero, en el proceso de desplazarse se producen nuevos nacimientos y muertes de estrellas y de galaxias enteras. En una sucesión de muerte y renovación constante.


¿Cuanto durará el impulso que la obliga a seguir?, ¿Cuando se agotará su fuerza y se detendrá?, ¿o no se detendrá jamás? Algunos especulan que nuestra galaxia se dirige hacia un gran hoyo negro que la engullirá completa. Es casi imposible aquilatar la magnitud de esa tragedia, imaginen galaxias enteras sucumbiendo en el interior de este gigantesco hoyo, que según los científicos no es tan grande; ya que en él, la materia se comprime miles de veces. Hasta que un planeta llega a tener el tamaño de la cabeza de un alfiler.


Pienso en ello y me aterro, pero, más me interesa una pregunta, ¿Que había antes del Big bang? Los científicos, siempre curiosos, buscan ecos de esta colosal explosión y según ellos, dado que en el espacio solo existe vacío, las ondas, de cualquier tipo, que emitió tal evento, siguen viajando por siempre, ya que nada las detendrá. Pero, volvamos a nuestra pregunta. ¿Es posible que el universo estuviera contenido en una sola esfera gigantesca que al explotar dio origen a este? ¿O es posible que hubiera otras esferas , y que el universo sea como los fractales, que se reproducen hasta el infinito?


Si es así, entonces es una locura tratar de encontrar respuesta a la pregunta original, ya que esta no existe. Y el universo estaría contenido dentro de otro universo de forma similar, y este estaría contenido en otro.....el que estaría contenido en otro y así, hasta el infinito. Si es que se es capaz de comprender lo que significa infinito....

martes, mayo 06, 2008

Caída hacia la Nada


De pronto siento que la tierra me suelta, y comienzo a caer; En la titánica caída hacia el precipicio sin fondo; En mi loco pataleo, trato de asirme aun sustento inexistente, y me alejo hasta que ya ingrávido, comienzo a internarme en el vacío. De la tierra, todos caen hacia la nada, como plumas que se alejan etéreas y perezosas, El silencio es absoluto, pese a los gritos que los que despeñan emiten en su terror.

En mi caída veo que el cielo, al principio celeste, es una enorme bóveda que se torna negra. La tierra se aleja y se me hace cada vez más pequeña, hasta que esta es sólo un punto en el firmamento, ya menos que la más pequeña de las estrellas y ya no la diviso.

Ahora ya soy la nada en la nada misma, y siento la soledad sempiterna en este espacio renovado. Es tan grande la soledad que no me cabe comprenderla y esta incomprensión me salva, por lo que no enloquezco.

Perpetuamente flotando, cual astronauta abandonado, Siento que me estiro y me fundo con el espacio y ya soy el espacio mismo.

En mi ingrávido levitar, veo pasar las constelaciones, rojas, anaranjadas, azules; elípticas, caracoleadas, circulares e infinitas. Millones de estrellas pasan por mi lado, como gotas de nieve; el viento cósmico golpea mi cara, la estira y deforma; los meteoritos pasan a mi lado, como proyectiles locos, disparados hacia la nada. Las galaxias, nubosas y lejanas se acercan y se deslizan como el paisaje que desfila en la ventanilla del tren. Y sigo, más allá de la más lejana de las estrellas, al confín mismo del universo, donde el todo deslinda con la nada y se funden y confunden y ya no se distinguen y no se comprenden y son uno solo, o todo o nada, indistintos.

Y en la frontera misma de esta locura, me miro a mi mismo y me siento como un Dios enajenado, infinitamente inútil. Eternamente contemplando su creación con una incomprensión infinita de lo hecho.

Y luego, como se disipa la niebla al mediodía, me comienzo a desvanecer y desaparezco...

martes, abril 22, 2008

La esperanza

De: José María Vargas Vila

No matéis la Esperanza en el corazón del Hombre; el Hombre es un ser fundado sobre la Esperanza, que no vive sino de la Esperanza, ni tiene otra ventura sobre la Tierra que la Esperanza; La Esperanza es una fuerza más grande que la Fé, de la cual es una forma; sin la Esperanza, la Vida sería menos que un camino en la Noche: sería una Peregrinación en el Caos; no apaguéis ese divino Sol en las conciencias; ¿qué quedaría sobre el cielo de las almas?

El hombre puede resignarse a vivir sin la Ventura, pero no sin la Esperanza; ¡dejemos al Hombre la Esperanza!

Ella no alcanzará a salvarlo, pero alcanza siquiera a consolarlo; y el Consuelo es una Misericordia-ultrajante, como todas las misericordias del Destino —pero ¿a qué rebelarnos contra ellas, si no hay otras?

Solo hay una cosa que consuela de la eternidad del Dolor y es la eternidad de la Esperanza;
Los hombres, —que han creado a Dios— y creen en él, pueden hallar un refugio a su ilusión, a la sombra invisible de sus alas;
los que ya no creemos en nada, fuera del circulo de la Realidad que nos estrecha, ¿a dónde hallar un abrigo a nuestra Esperanza, en este naufragio absoluto de los dioses y de los hombres? ¿En dónde?

En el seno augusto de la Verdad; La Verdad, como la lanza de Aquiles, cura las heridas que hace; La Verdad es el alma de la Historia, y se exhala de ella como un perfume; Vivamos en la Verdad; y, digamos la Verdad;

la Verdad salva.

Eso dice Vargas Vilas, admirable escritor. Pero, ¿de qué nos salvará la verdad? Si nadie está condenado; si sólo estamos en esta vida para cumplir sus designios y nada más. Si todo esta escrito, si nuestro destino ya esta marcado ¿de que sirve la esperanza ante lo inevitable? ¿Y de que sirve la verdad frente a lo evidente?

En fin: “la esperanza, es el mañana de los que no tienen futuro”.

Otro comentario: la verdad no es el alma de la historia, ya que esta, generalmente se encuentra ausente de ella. Y es difícil encontrar la verdad en la historia. Ya que esta la escriben los vencedores y estos, han manipulado los hechos y escondido la verdad, hasta el punto de que ella se avergüenza y no se muestra.