Blog de cosas imaginadas, vividas o soñadas. Al final: si la vida es sueño ¿Se vive o se sueña?
viernes, diciembre 05, 2008
El Paraíso
Alguien me pregunta:
¿Has estado en el paraíso?
Si - respondí
Y miré dentro de mí, y sin esfuerzo se vino a mi memoria tu presencia,
Si – dije y añadí - pero, solo unas horas
Y después, un incontenible deseo de llorar me nubló tu recuerdo
miércoles, noviembre 19, 2008
Una Parada en la soledad
Cuando llegué al paradero, ya eran las 11 de la mañana. El día estaba nublado y frío, y una fina y porfiada llovizna caía desde hacía horas. Sabía que el bus pasaría alrededor de las 2 de la tarde, pero el camión que me trajo iba hacia otro lado, por lo que tuve que quedarme ahí.
Tras un largo rato sentado bajo el precario toldo del paradero, me puse de pie y caminé hasta el centro de la calle. Estaba desierta, larga, sola y silenciosa. Miré con la secreta esperanza de ver a alguien, pero, dada la neblina, mis ojos solo alcanzaban a ver unas cuantas cuadras.
Al frente, el pueblo —de unas pocas casas— parecía dormido. Las viviendas, con ese típico color de la madera sin pintar, curtidas por la inclemencia del tiempo y enverdecidas por el musgo tras años de humedad, humeaban por los tubos de las estufas a leña que se usan en el sur. El agua escurría por las tejuelas y goteaba lenta y tristemente, como lágrimas.
La calle, sin asfalto; la vereda de tierra, y la berma cubierta de hierba se encontraban empapadas de rocío. El barro de la vereda le daba al pueblo un aire de desconsuelo y apatía. Solo el humo de las chimeneas indicaba que allí vivía alguien.
Aburrido por tanto abandono, miré detrás del paradero. A unos cuantos metros, en un potrero, un rebaño de vacas, absortas y meditabundas, rumiaban sus pensamientos. Me entretuve observándolas; su indiferencia parecía ignorarme por completo.
El frío me obligaba a moverme constantemente para no congelarme. La niebla se levantó un poco, y el día se aclaró levemente. Pude entonces ver los robles ya sin hojas, con gotas de agua congeladas en sus ramas, como perlas, semejantes a los cristales de una gran lámpara de salón.
La soledad del lugar me entristeció. Mi ánimo se acongojó y mi mente comenzó a divagar. Nadie salió. Ni un niño. Nadie salió a comprar, nadie salió a mirar. Las calles se veían desiertas: solo la niebla, las casas, la calle… y yo.
Más tarde, como un fantasma emergiendo de la bruma, un hombre montado en un caballo enflaquecido y añoso se acercó y pasó frente a mí sin prisa. Abrigado con una gruesa manta de lana, no me miró: agachaba la cabeza, cubierta por un enorme sombrero, como si usara su cuerpo como ariete contra la brisa húmeda. Un largo rato estuve contemplando cómo se alejaba, hasta que su figura se desdibujó en la neblina.
Y de nuevo: la soledad, el silencio. Solo las goteras que caían de los tejados cercanos emitían un monótono sonido. Ni un ave. Los árboles, quietos, como entumecidos. Las vacas, con su eterno rumiar... Y entonces, ya no supe si era el lugar el solitario o era yo el desolado… Me confundí. Y ya no era mi alma, sino el alma del pueblo entristecido, la que sentía a través de mí.
Pasó una hora. Luego dos. El tiempo pareció detenerse y los minutos se hicieron interminables. Angustiado y aterido, sumido en mis pensamientos, me pareció haber estado ahí en otro tiempo. Sentí que era parte del paisaje del pueblo, como si hubiese estado allí por siempre…
De pronto, a lo lejos, se escuchó el ruido de un motor: era el autobús, que —como siempre— llegaba con retraso. Se detuvo. De un salto subí y, ya acomodado en mi asiento, miré por la ventana. Mi ánimo se levantó. Y, de pronto, cual gigantesco espejo, a lo lejos, por sobre las copas de los árboles, comenzaron a aparecer las tranquilas aguas del Llanquihue. Más allá se vislumbraban las casas de Puerto Varas. Miré hacia atrás: el poblado ya no se veía. Y toda la soledad… se quedó atrás.
viernes, octubre 24, 2008
Una tarde de familia
Ayer reflexionaba sobre este tema, mientras estaba con mis hijos, (mi mujer no se encontraba) y me dije que soy afortunado, me siento a gusto con mis hijos, ya todos jóvenes profesionales, y me digo que esto es el pago de la vida a tanto esfuerzo. Momentos, solo eso, instantes que se quedan en la retina, que se escriben en el libro de la memoria. Y me dije que soy un hombre con suerte, ya que puedo sentarme a conversar con mis hijos y estos no se sienten coludidos, culpables ni agradecidos, sino que son tal cuales son.
Y eso es lo que quiero, personas libres que estén conmigo porque quieren estar, sin culpas, sin presiones y charlar no importa de qué, solo la charla por la charla, de vez en cuando tocar un tema personal, pero sin invadir los espacios.
Un Instante

Perdido fatalmente en
lo vivido o lo soñado,
debe haber un deseado
instante feliz y no olvidado
al que volver quisieras
y aunque pudieras
no lo harías,
ya que aferrado al presente
caminas indolente y sin mirar
atrás, crees que eternamente
se perderá el momento
en que la felicidad
estuvo presente
y si lo vislumbraras,
si estuviera a tu alcance,
no volverías a perderte
en ese instante
viernes, agosto 15, 2008
La partícula de Dios

¿Que hace que las partículas de los átomos se mantengan unidas y no se disgreguen?
Los físicos nos responden que es La Partícula de Dios o el boson de Higgs el elemento que los sujeta y aglutina Y al mismo tiempo nos dicen que nadie ha visto jamás un Higgs, mas, está ahí, escondido, pero, presente. Y lo están buscando; los físicos del mundo, como una jauría, están tratando de darle caza.
Me he enterado, que los físicos del CERN, han creado un gigantesco Colisionador de Hadrones y han decidido realizar un experimento que les permitirá ver la partícula primigenia: En su constante búsqueda de una explicación del origen del universo, estos prometeos de la ciencia tratan de robar a Dios sus secretos y para ello no trepidan en hacer atómicas colisiones.
Los átomos disparados unos contra otro, a la velocidad de la luz colisionan y se desintegran y en su muerte liberan enorme energía. La desintegración transforma las partículas, las fracciona y en seguida sus fragmentos se condensan y aglutinan dando origen a otras partículas nuevas y desconocidas.
En una explosión colosal se intentará reproducir el momento del inicio del universo; será un Big Bang de maqueta. Los científicos producirán una gran colisión de partículas y del resultado de esta esperan que, en un brevísimo instante, breve como la nada, unos cuantos Higgs, bailoteen frente a los ojos curiosos de cientos de físicos.
Para nosotros, humildes mortales, que vivimos alejados de estas cuestiones y a quienes nos cuesta comprender la Teoría de la Relatividad y que menos entendemos la Teoría de Las Cuerdas. Este experimento nos parece más arriesgado que práctico. Porque ¿Qué pasaría si durante la colisión la materia se vuelve exótica, y se crea un hoyo negro que sea estable aunque sea por unos nanosegundos? Caeríamos en la boca de un insaciable glotón que engulle materia y veríamos, en un cerrar de ojos, como una parte del planeta es engullido por este.
O, puede generarse otro tipo de partículas que aun no conocemos, similar a la materia oscura, que viaje traspasando las paredes del Gran Acelerador de Hadrones y la corteza de la tierra, exponiendo a la radiación desconocida a todos en el planeta.
O, puede generarse partículas de antimateria, que al unirse con a la materia causaría la destrucción de las mismas, en una suma cero, liberando en el proceso una gran energía y provocando una explosión gigantesca.
O, más probable, no pase nada, y de suceder algo, los daños lo sufrirá el Colisionador y los que, ese en ese momento, estén participando del experimento. O simplemente, como viene ocurriendo en la física, este tipo de experimentos solo demuestren que las teorías estaban equivocadas y la realidad se ría en la cara de estos genios y los suma más en dudas que en certezas, y todo el esfuerzo sea solo para ver que ahora hay más preguntas y más preguntas
Un alma perdida
Largo rato estuve cavilando y dudando entre tomarla o dejarla para que otro se la llevase, pero, por alguna razón, la calle donde me encontraba estaba desierta y los poquísimos transeúntes pasaban por la vereda de enfrente. En eso estaba, cuando el alma pareció hacerme gestos que demostraban un interés en agradarme. Al igual que un perro que nos mueve la cola y hace piruetas para encantar.
Tanta fueron sus muestras de cordialidad y simpatía que decidí quedármela, aunque unos minutos después me acometió el pánico y me imagine encontrarme con el dueño del alma y recibiendo de este duras recriminaciones por haber tomado su esencia. Y una infinitud de preguntas se me vinieron a la cabeza. ¿Y si el dueño del alma la hubiera perdido involuntariamente, y estuviera desesperado por recobrarla? ¿Y si, lo que es peor, la dejó ahí solo mientras hacía unas diligencias? Y luego me vinieron otras interrogantes ¿Qué haré con esta alma? ¿Para qué me quedo con ella? ¿Me servirá? ¿Será esta alma mejor que la que yo tengo? Y mientras pensaba que hacer con el alma, me fui alejando del lugar, alegre por haber encontrado algo, aunque solo fuera un alma perdida.
Y mientras me alejaba, alegre con mi encuentro, me llego una interrogante ¿Si las almas solo pertenecen a Dios, puede Dios olvidarlas?
Y si fuese así, si el alma fuese un alma olvidada por Dios. ¿No sería este el mayor de los abandonos? ¿No sería un alma sin esperanza ya eternamente perdida? Por eso, para mitigar su abandono, decidí quedármela, mañana veré que haré con ella.
miércoles, julio 23, 2008
Un Crimen Pasional
El rostro de ella, contraído por la ira, empapado en lágrimas, pálido como un papel, pareció recuperarse, le miró fijamente, y sin piedad le espetó:
-Sí, te he sido infiel-
El, sintió como si un mazo le hubiera golpeado el cráneo, un frió hierro hirió su estómago, y la pena, como una caldera hirviente, subió por sus entrañas. Pálido, desencajado, mareado por la emoción, retrocedió un paso, se contuvo, y no queriendo parecer débil, levantó su cabeza.
Sus ojos se encontraron con los de su mujer, eso ojos que un día le miraron con amor, y en los cuales se reflejó, con los que soñó, esos ojos adorados, ahora le parecieron dos brasas encendidas que le miraban con furia.
Ella, al verlo tan abatido, sintió que todo la admiración que alguna vez sintió por él había terminado, y esto aumentó su indignación hasta el punto de menospreciarlo. Envalentonada, tomó a su marido de la solapa y le zamarreó. El, anonadado, sin defenderse, tratando de explicarse lo que pasaba, solo atinó a retroceder.
-Si, te he sido infiel y la que llamas tu hija no es tuya.- Le gritó ella.
Atontado, sin comprender bien lo que escuchaba, el frío e hiriente tono de las palabras de ella, despertaron en su interior una fuerte rabia, y esta creció, hasta que, descontrolado, sus poderosas manos aferraron el cuello de ella, y apretó y apretó. Ella, al principio se defendió con golpes de puño y arañazo en el rostro de él, los que no hicieron mas que aumentar la ira de este, pero, las manos, poderosas manos de obrero, como tenazas, fueron ahogándole, quitándole el aire hasta que su respiración ya no fue mas que un estertor; el rostro de ella cambio de expresión, se puso morado, y de pronto, dejo de moverse.
Cuando por fin él despertó de su locura, y soltó el cuerpo exánime, y toda la enorme emoción se replegó como se repliegan las aguas de un rio desbordado y lentamente su espíritu se fue serenando, atónito, comprendió la magnitud de su demencia.
Retrocedió hasta caer sentado en una silla que había en la cocina donde se encontraba, y como azotado por un huracán, todo su espíritu se conmovió al vislumbrar su futuro sin futuro y ya eternamente sin ella. Asombrado y desolado, un profundo sollozo brotó de su garganta y el llanto emergió incontenible, largo rato estuvo así. Hasta que ya sin lagrimas y sin odio, sentado, inmóvil, como un muerto en vida decidió esperar a que vinieran por el.
Cuando llegué, ya lo habían esposado y sin miramientos, los oficiales de la policía lo conducían al furgón.
Yo intercambié una palabras con los que, curiosos, habían concurrido hasta el lugar, y me fui enterando de las causas de tal brutal tragedia, después de que hubieron levantado el cuerpo, y ya se hubieron retirado todos, me quede pensando y me dije que resulta peligroso querer a alguien, más aun, si ese alguien no te quiere y tu amas demasiado.
sábado, junio 28, 2008
A ella le gustaba el mar

En una noche de soledad. Cuando el cansancio de vivir lo lleva a uno a deambular ya no por las calles de la ciudad sino en la maraña de vías que tiene el mundo virtual. Ese mundo paralelo al físico. Mundo de sueños. De seres errantes, tan solos como uno, me encontré con ella en una de las tantas salas de charla que pueblan este mundo fantástico.
¿Como era? Atractiva, dijo ella, tal vez tierna, con una tristeza en el alma. Con el peso del fracaso sobre los hombros, pero, aun así con ilusiones. Tenia los años que hacen que la vida se mire volteando la cabeza, cuando se empieza ya a vivir de recuerdos y se deja atrás aquello que ya no volverá jamás. ¿Como era? La verdad, es que nunca lo sabré. Ella es lo que yo quiero que sea. Ojos de melancolía color café, quizás la noche de su pelo refleje el sol en el día ¿Cómo se verá el sol filtrado por tu pelo? Le pregunté. No es una pregunta lógica, pero, en el espacio infinito de la Red, la lógica no es cuestión que importe.
Y hablamos, de banalidades que se dicen en la red, ella recatada o sin saber que decir, yo desbocado y parlanchín. Y habló, de lo que hablan las mujeres, música, películas, nada muy profundo.
A ella le gustaba el mar. Le gustaba Caminar por la arena, sintiendo la caricia del viento en su cara, el sonido de las olas al morir en la orilla de la playa, mirar el cielo o la eterna gaviota solitaria, mirar la línea donde chocan el mar y el cielo y se funden en un abrazo titánico. La inmensa mole de agua era para ella como un compañero. Su sueño era ser amada, y caminar con su amante por la orilla, tomada de la mano, sentir la arena bajos sus pies…
¿Donde han quedado tus ilusiones?—le pregunté.
Las llevo conmigo—me respondió. Para mí, que ya las he perdido hace años, esto me pareció muy extraño.
¿Has sido infiel?-- me preguntó
No, solo a mi mismo-- le conteste y le fui sincero,
Y ahí me detuve. Pensé en lo que hacia y por primera vez vi la magnitud de mi pecado. No estaba siendo fiel a mi mismo y a los que quiero, y esa es la mayor de las infidelidades.
¿Por qué conversé con ella? Creo que por el hecho de que hay alguien que me cuenta sus cosas o porque a mi me gusta escuchar, tal vez, pero, es mas probable que sea porque quiero hablar de mí.
Me dio su e-mail, no lo anoté. ¿Para qué? Si cuando acabe la noche, cuando haya dormido, cuando se haya ido el cansancio, cuando llegue el día, cuando la oscuridad se retire, y llegue la luz, se habrá ido esta soledad, y volveré a ver el rostro triste y siempre preocupado de mi mujer.
Cuando me despedí, le dije-- Algún día me reflejaré en tus ojos o solamente viviré en tus sueños.
viernes, junio 27, 2008
Cansancio
¿Quien te pasará una brújula en este caminar a tientas en la oscuridad de nuestro destino? ¿Que desconocido sendero recorreremos en este despeñadero de dioses y hombres? ¿Quien te prestará sostén en esta infinita caída hacia la nada?
¿Donde está la amistad? ¿Donde quedó el amor? ¿Donde buscar sustento? Para los que caminamos solos en esta vida, aquellos que no conocemos la amistad, para nosotros, los lobos esteparios, únicamente nos queda apoyarnos en nosotros mismos, y al igual que Héctor frente a Aquiles, enfrentar nuestro destino, aunque sepamos que no podemos vencer.
¡Ah!, Vida ¿Por qué me haces renegar? ¿Por qué este cansancio absoluto de todo? ¿Por qué esta angustia que aprieta mi pecho y nubla mis ojos? ¿Será el mismo mal de Rolla, Manfredo y Leopardi? o será el cansancio, ya no del amor sino de la vida misma, ¿Será que ya nos cansamos de bregar y queremos soltar los remos, saltar de la barca y hundirnos en las oscuras aguas de la eternidad?
En esta huida de la pobreza, en este perpetuo subsistir, somos arrastrados por una vorágine de trabajo hasta el punto que estamos viviendo para trabajar y el trabajo que da sentido a la vida ya no es mas que una condena. ¡La condena a Adán a vivir de su trabajo no fue tan cruel como lo es el condenar al hombre a vivir para trabajar¡
Ya lo dice el salmista, mas vale un puñado de descanso que un día de duro bregar. Por lo tanto, bienvenido seas descanso, así, mañana; al igual que Sísifo, levantaremos nuestra piedra hasta lo alto del monte, para que esta en la noche vuelva a caer. Y seguiremos así, hasta que el hijo de Érebo y Nicte se nos cruce en el camino.
