sábado, octubre 28, 2006

De los inventos


Me preguntaron mientras conversaba con alguien cual es la génesis de una tecnología. O sea, que hace que esta tecnología primero se cree y luego se popularice.

Al respecto cabe preguntarse si el invento viene a paliar una necesidad o la crea. Recuerdo el cuento de los vendedores de zapatos que viajan al África a explorar nuevos mercados y descubren que nadie usa calzado. De ahí que uno de ellos reportara a su empresa que no se podían vender zapatos ya que nadie los usaba y el otro reportara que había una gran oportunidad de vender ya que nadie tenía zapatos.

Si se analiza el teléfono móvil. Se ve que hasta hace unos 10 años atrás nadie lo utilizaba. La gente vivía con teléfonos de línea fija y no era necesario el uso de este aparato. Sin embargo 10 años más tarde es casi imposible vivir sin él. Hasta el niño de 5 años lo pide. Los padres sufren frustración por no poder entregar uno y el niño que no lo tiene se siente disminuido. ¿Que pasó?

Cabe preguntarse si la necesidad de comunicación era tal que vino a ser suplida por este aparato o la necesidad de tener uno se creo después de inventado.

Al parecer la difusión de un artefacto se da cuando alguien lo tiene y el otro quiere tenerlo. Las grandes empresas saben esto y lo explotan. Le dicen que usted será feliz si lo compra, lo comparan con otros que lo compraron, lo invitan a unirse al grupo.

Sin embargo, la necesidad del teléfono móvil existía. Algunas empresas necesitaban comunicar sus decisiones a gran distancia y para ello se utilizaba la radio. El celular reemplazó a la radio. Pero, ¿por qué alguien que no era empresario debía tener uno? Simplemente porque las necesidades del ser humano son infinitas – cuestión que analizaremos en otro articulo. Siempre habrá alguien a quien le sirva la nueva tecnología y esté dispuesto pagar por ella. Después, es cuestión de propagar el uso hasta que otra tecnología mas atrayente desplace a la anterior.

sábado, octubre 21, 2006

Viajeros


Mientras miro con aire somnoliento, el ir y venir de la gente en el aeropuerto, veo las delgadas azafatas presurosas, preocupadas. Se ve el pasajero que ya ha recorrido miles de kilómetros; chancero, despreocupado; el novato con aire tímido. La señora despistada por la cual se atrasa el avión. En esta fauna humana, nadie parece conversar, a nadie parece importarle nadie. Cada uno vive en su metro cuadrado, ensimismados en sus asuntos.

Mientras miro, noto que es la moda cargar con sus computadoras portátiles. Unos la pasean bajo el hombro, otros en carro y otros se entretienen con ellas. Haciendo nada importante, solo matan el tiempo. En el fondo, acarrean estos artefactos miles de kilómetros solamente para dar la sensación de importancia.

Los hombres, no importa su edad, lucen blujeans, los que, al parecer, son la tenida de combate de todos los viajeros, al menos en este aeropuerto. Estoy en Calama. El polvo del desierto ensucia sus zapatos, los que son de seguridad; lo que me hace pensar que la mayoría de ellos viene de haber visitado algún mineral.

Creo que el norte esta bullente. El dinero del cobre atrae a vendedores, ingenieros, comerciantes etc. Se les puede reconocer fácilmente. El ejecutivo, que no descuida su rol, viste de traje gris. Al igual que el vendedor. Los ingenieros, técnicos, y obreros: blujeans.

Todos son hombres silenciosos, los que hablan parecen compartir algún secreto, la mayoría se pasea y mira y calla. La mayoría anda solo, o de a dos, rara vez se ve un grupo.

Al parecer nada es importante, solamente importa llegar donde de se va. Aquí, entre esta gente, el destino es importante. No importa lo demás. Solo importa que el tiempo pase para abordar. Dicen que el chileno es conversador y amistoso. Aquí parece que no es verdad.

Alguien se acerca y se sienta a mi lado. Me da la espalda.

Sobrevolar



Reflexionando sobre este tema, mientras viajaba a Santiago y miraba las luces de ala del avión me dije que en este ámbito, el aeronáutico, la tecnología ha alcanzado un desarrollo importante, sino espectacular. El avión en que viajaba era un AirBus, el que me pareció muy elegante. Pero, no es mi intención hablar de aviones, sino el llamar la atención a un hecho que parece cotidiano, pero que no deja de ser sorprendente: El vuelo de los aviones.


Pareciera que la condición natural del hombre sea la de caminante, ya que no se le dotó de alas sino de piernas para desplazarse. Pero, dado su ingenio, ha logrado construir estos gigantes voladores que le permiten desplazarse por los aires, recorrer enormes distancias y acortar los tiempos de viaje.

Sin lugar a dudas, el hombre no volará como las aves, ya que este tipo de vuelos carece de la gracia y sincronismos de estos, pero, el hecho práctico es que el vuelo lo utiliza para transportarse y trasladar enormes cargas en forma rápida.

Pese a lo anterior, el vuelo de los aviones no deja de tener su encanto, sobre todo si se le mira planear, cosa que hacen con gracia. Y si se va en el vuelo es a ratos agradable y a ratos inspira temor.

Pensaba en eso mientras mis oídos zumbaban y un dolor de cabeza me molestaba. Sin lugar a dudas a la tecnología en este campo le falta mucho por recorrer. Tal vez en el futuro ya no se sentirán los molestos efectos del despegue y aterrizaje; quizás los aviones sean más silenciosos,
mas amplios, no sé. Pero, aun le falta mejorar.

martes, octubre 17, 2006

Inicio

Hoy he tratado de crear este blog, como su nombre lo indica: tecnoilogica tratará de tecnología ilogica. Como este caso; al elegir la plantilla me adjudicó una diferente.je,je..



En fin... veamos mas adelante que pasa.