miércoles, diciembre 17, 2008

Amor Casual

Como un azote de luz, cual
pasar de una estrella moribunda.
Brevísimo como el parpadeo.
Así es la felicidad del amor.
Dura lo que un suspiro.

Me refiero al amor que nace
y muere en un instante,
amor fugaz, amor de amante.
No contaminado de costumbre
ni adormilado por el hastío.

del que se vive por casualidad.
amor que se guarda escondido
que se confunde con lo soñado.
Amor vislumbrado o vivido,
Y ya nunca más olvidado

Que espera oculto en un rincón
oscuro del edén de lo soñado,
al que llegamos solo en los momentos
en que sin querer vagamos al pasado.

Y que ya es parte de nuestra historia
nace, muere, renace en nuestra memoria.
Amor callado, acallado y condenado
A residir en el silencio de lo no contado


Ese amor que une por unas horas
dos almas solitarias que comparten
su soledad en un anónimo hostal,
que hace que los amantes se entreguen
y al despedirse se sientan aturdidos

por la futilidad del tiempo compartido
y deja en la conciencia una mancha oscura,
que no se sabe si es pecado o ternura.
Con un amargo sabor en la partida
que se confunde con pasión o locura.


amor que hace juzgarnos pecadores,
pero, que al evocarlo, una sonrisa
aflora en nuestros labios. Y nos pone
alegres de haberlo vivido, culpables y
tristes de haberlo sentido y perdido

Amor de hola y adiós,
amor efímero, sin compromiso,
amor que nace sin esperanza,
amor condenado al recuerdo,
amor que se vuelve añoranza.

viernes, diciembre 05, 2008

El Paraíso


Alguien me pregunta:

¿Has estado en el paraíso?

Si - respondí

Y miré dentro de mí, y sin esfuerzo se vino a mi memoria tu presencia,

Si – dije y añadí - pero, solo unas horas

Y después, un incontenible deseo de llorar me nubló tu recuerdo

miércoles, noviembre 19, 2008

Una Parada en la soledad


Cuando llegué al paradero, ya eran las 11 de la mañana, el día estaba nublado y frío y una fina y porfiada llovizna caía ya hacía horas, sabia que el bus pasaría a eso de las 2 de la tarde, pero, el camión que me trajo iba hacia otro lado, por lo que tuve que quedarme ahí.

Tras un largo lapso sentado bajo el precario toldo del paradero, me puse de pie y caminé hasta el centro de la calle, La calle estaba desierta, larga, sola y silenciosa y miré con la secreta esperanza de ver a alguien, pero, dado la neblina, mis ojos solo alcanzaban a ver a unas cuantas cuadras,

Al frente, el pueblo, de unas cuantas casas, parecía dormido. Las casas, con ese típico color de la madera sin pintar, curtidas por la inclemencia del tiempo, enverdecidas por el musgo tras años de humedad, humeaban por los tubos de las estufas a leña que se usan en el sur. El agua de los techos que escurría por las tejuelas goteaba lenta y triste como lágrimas.

La calle, sin asfalto, la vereda de tierra y la berma forrada de hierba, se encontraban cubiertas de rocío, el barro de la vereda, le daba al pueblo un aire de desconsuelo y apatía. Solo el humo de las chimeneas indicaba que ahí vivía alguien.

Aburrido en tal abandono, miré detrás del paradero; a unos cuantos metros, en un potrero, un rebaño de vacas, absortas y meditabundas, rumiaban sus pensamientos. Me entretuve observándolas, ellas con su indiferencia, parecieron ignorarme.

El frío hacía que necesitara estar en continuo movimiento para no congelarme, la niebla se levantó un poco, y el día se aclaró levemente, y pude ver los robles ya sin hojas, con las gotas de agua congeladas en sus ramas, cual perlas, que por un momento se me asemejaron cristales de una gran lámpara de salón.

La soledad del lugar, me hizo poner triste, mi animo se acongojó y mi mente comenzó a divagar; nadie salió, ni un niño, nadie. Nadie salio a comprar, nadie salió a mirar; las calles se veían desiertas, solo la niebla, las casas, la calle y yo.

Mas tarde, como un fantasma, emergiendo de la bruma, un hombre montado en un caballo enflaquecido y añoso, se acercó y pasó frente a mí sin prisa; abrigado por una gruesa manta de lana, el hombre no me miró, sino que pasó agachado, su cabeza cubierta por un enorme sombrero parecía ser usada como ariete contra la brisa humedecida. Un rato largo estuve contemplado como se alejaba hasta que su figura se desdibujo en la neblina.

Y de nuevo la soledad y el silencio, sólo las goteras que caían de los tejados cercanos emitían un monótono sonido. Ni un ave, los árboles quietos, como si estuviesen entumecidos, las vacas con su eterno rumiar… y después, ya no supe si era el lugar el solitario o era yo el desolado… y me confundí, y ya no era mi alma sino el alma del pueblo entristecido el que sentía a través de mi… paso una hora, luego dos y el tiempo pareció detenerse, y los minutos se me hicieron más largos. Angustiado y aterido, sumido en mis pensamientos, me parecía haber estado ahí en otro tiempo y me sentí parte del paisaje del pueblo, como si hubiese estado allí por siempre…

De pronto, a lo lejos, se escuchó el ruido de un motor: era el autobús, que, como siempre, llagaba con retraso. Se detuvo, de un salto me trepé en el y ya en su interior, acomodado en mi asiento, miré por la ventana, mi animo se levantó. Y prontamente, cual gigantesco espejo, a lo lejos, por sobre las copas de los árboles, las tranquilas aguas del Llanquihue comenzaron a aparecer, más allá, se vislumbraron las casas de Puerto Varas. Miré atrás, el poblado ya no se veía y toda la soledad se quedó atrás.

viernes, octubre 24, 2008

Una tarde de familia


Es bueno estar en familia. Sin lugar a dudas, es bueno saber que se tiene alguien cerca que te puede ayudar o consolar, es bueno conversar, solo eso.
Ayer reflexionaba sobre este tema, mientras estaba con mis hijos, (mi mujer no se encontraba) y me dije que soy afortunado, me siento a gusto con mis hijos, ya todos jóvenes profesionales, y me digo que esto es el pago de la vida a tanto esfuerzo. Momentos, solo eso, instantes que se quedan en la retina, que se escriben en el libro de la memoria. Y me dije que soy un hombre con suerte, ya que puedo sentarme a conversar con mis hijos y estos no se sienten coludidos, culpables ni agradecidos, sino que son tal cuales son.
Y eso es lo que quiero, personas libres que estén conmigo porque quieren estar, sin culpas, sin presiones y charlar no importa de qué, solo la charla por la charla, de vez en cuando tocar un tema personal, pero sin invadir los espacios.

Un Instante


En un lugar del pasado,
Perdido fatalmente en
lo vivido o lo soñado,
debe haber un deseado
instante feliz y no olvidado

al que volver quisieras
y aunque pudieras
no lo harías,
ya que aferrado al presente
caminas indolente y sin mirar
atrás, crees que eternamente
se perderá el momento
en que la felicidad
estuvo presente

y si lo vislumbraras,
si estuviera a tu alcance,
no volverías a perderte
en ese instante
Urgido por la necesidad de llevar el pan a la mesa, he estado alejado de este blog, y, además, he atravesado por un periodo de aridez intelectual, p0r lo que no ha germinado ni una idea en mi cabeza. Pero, hoy he decidido publicar viejos escritos y aquí los dejo...

viernes, agosto 15, 2008

La partícula de Dios


¿Que hace que las partículas de los átomos se mantengan unidas y no se disgreguen?
Los físicos nos responden que es La Partícula de Dios o el boson de Higgs el elemento que los sujeta y aglutina Y al mismo tiempo nos dicen que nadie ha visto jamás un Higgs, mas, está ahí, escondido, pero, presente. Y lo están buscando; los físicos del mundo, como una jauría, están tratando de darle caza.

Me he enterado, que los físicos del CERN, han creado un gigantesco Colisionador de Hadrones y han decidido realizar un experimento que les permitirá ver la partícula primigenia: En su constante búsqueda de una explicación del origen del universo, estos prometeos de la ciencia tratan de robar a Dios sus secretos y para ello no trepidan en hacer atómicas colisiones.

Los átomos disparados unos contra otro, a la velocidad de la luz colisionan y se desintegran y en su muerte liberan enorme energía. La desintegración transforma las partículas, las fracciona y en seguida sus fragmentos se condensan y aglutinan dando origen a otras partículas nuevas y desconocidas.

En una explosión colosal se intentará reproducir el momento del inicio del universo; será un Big Bang de maqueta. Los científicos producirán una gran colisión de partículas y del resultado de esta esperan que, en un brevísimo instante, breve como la nada, unos cuantos Higgs, bailoteen frente a los ojos curiosos de cientos de físicos.

Para nosotros, humildes mortales, que vivimos alejados de estas cuestiones y a quienes nos cuesta comprender la Teoría de la Relatividad y que menos entendemos la Teoría de Las Cuerdas. Este experimento nos parece más arriesgado que práctico. Porque ¿Qué pasaría si durante la colisión la materia se vuelve exótica, y se crea un hoyo negro que sea estable aunque sea por unos nanosegundos? Caeríamos en la boca de un insaciable glotón que engulle materia y veríamos, en un cerrar de ojos, como una parte del planeta es engullido por este.

O, puede generarse otro tipo de partículas que aun no conocemos, similar a la materia oscura, que viaje traspasando las paredes del Gran Acelerador de Hadrones y la corteza de la tierra, exponiendo a la radiación desconocida a todos en el planeta.

O, puede generarse partículas de antimateria, que al unirse con a la materia causaría la destrucción de las mismas, en una suma cero, liberando en el proceso una gran energía y provocando una explosión gigantesca.

O, más probable, no pase nada, y de suceder algo, los daños lo sufrirá el Colisionador y los que, ese en ese momento, estén participando del experimento. O simplemente, como viene ocurriendo en la física, este tipo de experimentos solo demuestren que las teorías estaban equivocadas y la realidad se ría en la cara de estos genios y los suma más en dudas que en certezas, y todo el esfuerzo sea solo para ver que ahora hay más preguntas y más preguntas

Un alma perdida

Hoy, mientras volvía a casa, me encontré un alma, era un alma perdida; alguien, algún despistado la había olvidado o tal vez abandonado. Yo me considero un tipo desafortunado cuando se trata de encontrar algo, es más: nunca me había encontrado algo. Ni una moneda, ni un maletín, ni nada. Por lo que al ver el alma, desconfiado, miré para todos lados, para cerciórame de que alguien no estuviere mirando, luego, con recelo, me acerqué a examinarla. Era un alma pura. Aunque desgastada por los ajetreos de la vida; dado el paupérrimo aspecto, quien la perdió, me dije, ha de haber sido un pensador, o un filósofo o, tal vez, un poeta.
Largo rato estuve cavilando y dudando entre tomarla o dejarla para que otro se la llevase, pero, por alguna razón, la calle donde me encontraba estaba desierta y los poquísimos transeúntes pasaban por la vereda de enfrente. En eso estaba, cuando el alma pareció hacerme gestos que demostraban un interés en agradarme. Al igual que un perro que nos mueve la cola y hace piruetas para encantar.

Tanta fueron sus muestras de cordialidad y simpatía que decidí quedármela, aunque unos minutos después me acometió el pánico y me imagine encontrarme con el dueño del alma y recibiendo de este duras recriminaciones por haber tomado su esencia. Y una infinitud de preguntas se me vinieron a la cabeza. ¿Y si el dueño del alma la hubiera perdido involuntariamente, y estuviera desesperado por recobrarla? ¿Y si, lo que es peor, la dejó ahí solo mientras hacía unas diligencias? Y luego me vinieron otras interrogantes ¿Qué haré con esta alma? ¿Para qué me quedo con ella? ¿Me servirá? ¿Será esta alma mejor que la que yo tengo? Y mientras pensaba que hacer con el alma, me fui alejando del lugar, alegre por haber encontrado algo, aunque solo fuera un alma perdida.
Y mientras me alejaba, alegre con mi encuentro, me llego una interrogante ¿Si las almas solo pertenecen a Dios, puede Dios olvidarlas?
Y si fuese así, si el alma fuese un alma olvidada por Dios. ¿No sería este el mayor de los abandonos? ¿No sería un alma sin esperanza ya eternamente perdida? Por eso, para mitigar su abandono, decidí quedármela, mañana veré que haré con ella.

miércoles, julio 23, 2008

Un Crimen Pasional

El rostro de ella, contraído por la ira, empapado en lágrimas, pálido como un papel, pareció recuperarse, le miró fijamente, y sin piedad le espetó:

-Sí, te he sido infiel-

El, sintió como si un mazo le hubiera golpeado el cráneo, un frió hierro hirió su estómago, y la pena, como una caldera hirviente, subió por sus entrañas. Pálido, desencajado, mareado por la emoción, retrocedió un paso, se contuvo, y no queriendo parecer débil, levantó su cabeza.

Sus ojos se encontraron con los de su mujer, eso ojos que un día le miraron con amor, y en los cuales se reflejó, con los que soñó, esos ojos adorados, ahora le parecieron dos brasas encendidas que le miraban con furia.

Ella, al verlo tan abatido, sintió que todo la admiración que alguna vez sintió por él había terminado, y esto aumentó su indignación hasta el punto de menospreciarlo. Envalentonada, tomó a su marido de la solapa y le zamarreó. El, anonadado, sin defenderse, tratando de explicarse lo que pasaba, solo atinó a retroceder.

-Si, te he sido infiel y la que llamas tu hija no es tuya.- Le gritó ella.

Atontado, sin comprender bien lo que escuchaba, el frío e hiriente tono de las palabras de ella, despertaron en su interior una fuerte rabia, y esta creció, hasta que, descontrolado, sus poderosas manos aferraron el cuello de ella, y apretó y apretó. Ella, al principio se defendió con golpes de puño y arañazo en el rostro de él, los que no hicieron mas que aumentar la ira de este, pero, las manos, poderosas manos de obrero, como tenazas, fueron ahogándole, quitándole el aire hasta que su respiración ya no fue mas que un estertor; el rostro de ella cambio de expresión, se puso morado, y de pronto, dejo de moverse.

Cuando por fin él despertó de su locura, y soltó el cuerpo exánime, y toda la enorme emoción se replegó como se repliegan las aguas de un rio desbordado y lentamente su espíritu se fue serenando, atónito, comprendió la magnitud de su demencia.

Retrocedió hasta caer sentado en una silla que había en la cocina donde se encontraba, y como azotado por un huracán, todo su espíritu se conmovió al vislumbrar su futuro sin futuro y ya eternamente sin ella. Asombrado y desolado, un profundo sollozo brotó de su garganta y el llanto emergió incontenible, largo rato estuvo así. Hasta que ya sin lagrimas y sin odio, sentado, inmóvil, como un muerto en vida decidió esperar a que vinieran por el.

Cuando llegué, ya lo habían esposado y sin miramientos, los oficiales de la policía lo conducían al furgón.

Yo intercambié una palabras con los que, curiosos, habían concurrido hasta el lugar, y me fui enterando de las causas de tal brutal tragedia, después de que hubieron levantado el cuerpo, y ya se hubieron retirado todos, me quede pensando y me dije que resulta peligroso querer a alguien, más aun, si ese alguien no te quiere y tu amas demasiado.

sábado, junio 28, 2008

A ella le gustaba el mar


En una noche de soledad. Cuando el cansancio de vivir lo lleva a uno a deambular ya no por las calles de la ciudad sino en la maraña de vías que tiene el mundo virtual. Ese mundo paralelo al físico. Mundo de sueños. De seres errantes, tan solos como uno, me encontré con ella en una de las tantas salas de charla que pueblan este mundo fantástico.

¿Como era? Atractiva, dijo ella, tal vez tierna, con una tristeza en el alma. Con el peso del fracaso sobre los hombros, pero, aun así con ilusiones. Tenia los años que hacen que la vida se mire volteando la cabeza, cuando se empieza ya a vivir de recuerdos y se deja atrás aquello que ya no volverá jamás. ¿Como era? La verdad, es que nunca lo sabré. Ella es lo que yo quiero que sea. Ojos de melancolía color café, quizás la noche de su pelo refleje el sol en el día ¿Cómo se verá el sol filtrado por tu pelo? Le pregunté. No es una pregunta lógica, pero, en el espacio infinito de la Red, la lógica no es cuestión que importe.

Y hablamos, de banalidades que se dicen en la red, ella recatada o sin saber que decir, yo desbocado y parlanchín. Y habló, de lo que hablan las mujeres, música, películas, nada muy profundo.

A ella le gustaba el mar. Le gustaba Caminar por la arena, sintiendo la caricia del viento en su cara, el sonido de las olas al morir en la orilla de la playa, mirar el cielo o la eterna gaviota solitaria, mirar la línea donde chocan el mar y el cielo y se funden en un abrazo titánico. La inmensa mole de agua era para ella como un compañero. Su sueño era ser amada, y caminar con su amante por la orilla, tomada de la mano, sentir la arena bajos sus pies…

¿Donde han quedado tus ilusiones?—le pregunté.

Las llevo conmigo—me respondió. Para mí, que ya las he perdido hace años, esto me pareció muy extraño.

¿Has sido infiel?-- me preguntó

No, solo a mi mismo-- le conteste y le fui sincero,

Y ahí me detuve. Pensé en lo que hacia y por primera vez vi la magnitud de mi pecado. No estaba siendo fiel a mi mismo y a los que quiero, y esa es la mayor de las infidelidades.

¿Por qué conversé con ella? Creo que por el hecho de que hay alguien que me cuenta sus cosas o porque a mi me gusta escuchar, tal vez, pero, es mas probable que sea porque quiero hablar de mí.

Me dio su e-mail, no lo anoté. ¿Para qué? Si cuando acabe la noche, cuando haya dormido, cuando se haya ido el cansancio, cuando llegue el día, cuando la oscuridad se retire, y llegue la luz, se habrá ido esta soledad, y volveré a ver el rostro triste y siempre preocupado de mi mujer.

Cuando me despedí, le dije-- Algún día me reflejaré en tus ojos o solamente viviré en tus sueños.

¿Por qué Lo dije? Noches de cansancio, soledad y locuras, que lo llevan a uno a decir a una extraña cosas que debiera decir a quien está a su lado.

viernes, junio 27, 2008

Cansancio




Cuando te canses. Cuando ya no des mas, nadie estará a tu lado. Si a Cristo, en su cansancio un hombre enjugo su frente, a ti, nadie te consolará. ¿Quien te tenderá una mano? ¿Donde estará el José de Arimatea que te ayudará?
¿Quien te pasará una brújula en este caminar a tientas en la oscuridad de nuestro destino? ¿Que desconocido sendero recorreremos en este despeñadero de dioses y hombres? ¿Quien te prestará sostén en esta infinita caída hacia la nada?
¿Donde está la amistad? ¿Donde quedó el amor? ¿Donde buscar sustento? Para los que caminamos solos en esta vida, aquellos que no conocemos la amistad, para nosotros, los lobos esteparios, únicamente nos queda apoyarnos en nosotros mismos, y al igual que Héctor frente a Aquiles, enfrentar nuestro destino, aunque sepamos que no podemos vencer.

¡Ah!, Vida ¿Por qué me haces renegar? ¿Por qué este cansancio absoluto de todo? ¿Por qué esta angustia que aprieta mi pecho y nubla mis ojos? ¿Será el mismo mal de Rolla, Manfredo y Leopardi? o será el cansancio, ya no del amor sino de la vida misma, ¿Será que ya nos cansamos de bregar y queremos soltar los remos, saltar de la barca y hundirnos en las oscuras aguas de la eternidad?

En esta huida de la pobreza, en este perpetuo subsistir, somos arrastrados por una vorágine de trabajo hasta el punto que estamos viviendo para trabajar y el trabajo que da sentido a la vida ya no es mas que una condena. ¡La condena a Adán a vivir de su trabajo no fue tan cruel como lo es el condenar al hombre a vivir para trabajar¡

Ya lo dice el salmista, mas vale un puñado de descanso que un día de duro bregar. Por lo tanto, bienvenido seas descanso, así, mañana; al igual que Sísifo, levantaremos nuestra piedra hasta lo alto del monte, para que esta en la noche vuelva a caer. Y seguiremos así, hasta que el hijo de Érebo y Nicte se nos cruce en el camino.

martes, junio 24, 2008

El Aire y la teoría del chorreo


Hace ya un tiempo (en el artículo sobre la teoría del chorreo) dije que la teoría del chorreo no funcionará dado que el bolsillo de la gente es un hoyo sin fondo, a esta verdad debo agregar una más. La verdad es que esta teoría no funciona ya que los bienes son, en su mayoría limitados y tienen un costo.

Si existiera un bien ilimitado, no tendría precio. Ejemplo: el aire puro, En el pasado, el aire puro era casi ilimitado, ya que la contaminación atmosférica no existía, pero, a medida que la polución aumente, el aire puro se volverá escaso, y tendrá un valor, el que ira subiendo a medida que el aire se valla contaminando.

Podrá usted decir que es una utopía el cobrar por el aire, pero, no lo es, y es más, me atrevo a vaticinar que se cobrará por este, no en una forma directa sino indirecta y se hará en forma de un gravamen que contribuya financiar los trabajos tendientes a eliminar la polución del aire. De este modo, le cobrarán por respirar, de una forma encubierta y usted tendrá que pagarlo. ¿Qué otra alternativa le quedará?

Según la teoría del chorreo si alguien tiene suficiente aire puro usará el necesario y compartirá el resto, ¿será así? Yo creo que no, simplemente el que tenga suficiente aire tendrá la tendencia a comercializarlo, a lucrar con esto; ya muchos ven en esto un buen negocio y se están preparando para cuando el aire puro (ya que aire siempre habrá, como existe el agua salada, solo que no son aptos para el consumo) sea un bien escaso.

Y valla si será un buen negocio; porque ¿Cuánto esta dispuesto usted a pagar por respirar?

sábado, junio 14, 2008

¿El Principio del Fin?


y oí una voz como si fuera en medio de las cuatro criaturas vivientes decir: “un litro de trigo por un denario…” Revelación 6.6


Enormes filas de camiones detenidos a la vera de las carreteras en Chile. Bataholas, desordenes, paro de agricultores en Argentina. Protestas en España. Paro de camioneros en Inglaterra. ¿Debido a qué?, ¿cuál es la causa?: el precio del petróleo.

Es el comienzo del fin, los primeros tiritones de una gripe de la economía mundial, yo diría más bien de una pulmonía. Se acabaron los tiempos de la energía barata. Cada día que pasa cuesta mas producir petróleo y cada día que pasa, aumenta la demanda de este en el mundo.

Cada país reclama para si los confortes de esta sociedad de consumo que lo consume todo: millones de chinos que antes se desplazaban a pie ahora están comprando un vehiculo. Los hindúes dejan atrás sus tradicionales carros de mano y los están reemplazando por carros Mahindra.

Los países dueños del crudo saben que al aumentar la demanda aumentará el precio y será para ellos un buen negocio, pero, también saben que después de esto está la hecatombe, conocido es el dicho árabe que dice: “Mi padre montaba un camello. Yo manejo un automóvil. Mi hijo vuela un jet privado..... Mi nieto montará un camello.” Y así será.

Es aterrador el panorama que enfrentarán nuestros hijos y nietos. Imaginen un poco: sube el petróleo, sube la parafina y sube el gas. Si la parafina y el gas sube, todos los que se calefaccionan con éstos buscarán una fuente energética alternativa más barata. En este caso, la leña. Cuando aumente la demanda de leña aumentará la deforestación con un impacto ambiental catastrófico. Basta con mirar lo que ocurre en el sur de Chile.

Si a esto sumamos la estupidez que es el sembrar para hacer biocombustible con el consiguiente aumento de los precios en los alimentos básicos, como el maíz y el arroz, los que ahora serán destinados a este efecto y los que en su subida arrastrarán a los precios del trigo, el panorama es desolador. Tendremos hambre de muchos para que unos privilegiados puedan desplazarse en automóvil.

El problema está, no solo en que nadie quiere bajarse del automóvil, sino que estamos en una espiral inflacionaria que se impulsa a si misma, mayores precios del crudo, mayores costos del transporte, mayor coste de la electricidad, mayores costos de producción bienes y de alimentos, mayores precios de los alimentos, mayor cantidad de pobres. Más problemas sociales, más desordenes… más hambre.

Y eso es lo triste, cuando se creía que la tierra era capaz de albergar una población el doble de la actual se comprueba que no será así, sino que en 100 años más, la población deberá reducirse a la mitad. O aun peor, a un tres por ciento de la población actual (unos doscientos millones de personas) pero, esto no es mas que cifras, lo catastrófico será la forma en que se llegará a esa cifra. Para ello solo existen dos formas. La civilizada que es dejar de reproducirse o a la antigua: guerra, hambre, muerte.

Así es que, a menos que los gobiernos hagan milagros y conviertan el agua salada en petróleo, este continuará caro, y no bajará aunque todos los camioneros del mundo protesten, a menos, claro está, que dejen de usar los camiones, en tal caso, ¿Cómo llegan los alimentos a quienes los necesitan?

¿Las bestias salvajes habrán soltado los jinetes del Apocalipsis?

miércoles, junio 04, 2008

Cumpleaños

Hoy noté el paso de los años, y me sentí inútilmente solo. Sin ideas, contemplando la lluvia a través del cristal. Y me acuerdo de mi madre. ¿Que sueños habrá tejido cuando nací? ¿Cuantas decepciones? ¿Cuanto llanto, cuantos malos ratos, cuanta pena? Ahora ella ya esta muerta y se fue con ella mi única admiradora, ella era mi publico incondicional.


Mientras veo la lluvia caer, pienso que empiezo a vivir en la bajada de la curva de la vida, estoy en la etapa en que los recuerdos son más que las ilusiones, y en la que la vida comienza a quitar más y dar menos. A esta etapa le llaman La plenitud, ¿Cuando se está más pleno de vida sino en la juventud?

¡Cuan lejano están los días lánguidos de la adolescencia, cuando el reloj parecía detenerse solo para mi¡ ¿y mi juventud? ¿Dónde se quedó? ¿Los sueños que forje en que oscura noche se perdieron? ¿Qué viento tumbó los castillos que construí en el aire? ¿Y mi inocencia, en que zarzal del camino se enredó? ¿Y mis amigos, donde se fueron? ¿En que perdido rincón olvide mis ilusiones? ¿Qué brisa apagó la llama del amor?


¡Cómo pasa el tiempo¡ y su pasar nos acerca cada vez mas al temido final, como la calle que se acaba, como río que se acerca al mar donde se perderá, como el tren que se acerca a la última estación; así, la vida tiene su conclusión.


Un año más, ¿o un año menos? Al igual que el filósofo, pienso que la vida que viví, así como el dinero que gasté, ya no los tengo. ¿Qué me queda? Recuerdos dispersos, erráticos: una pizca de alegría, un pedazo de tarde en los brazos de una amante, una mirada grabada en mi retina, un apretón de manos de alguien que se aleja. No importa lo que quedó, sino lo que tengo. Y ¿que tengo? Tengo el amor por la vida, que me impulsa a vivirla, sueños que me llaman para buscarlos. Planes; tengo la certeza de ser amado por Dios. Tengo, el amor de mis hijos, la comprensión de mi mujer, gente que, en algún lugar me aprecia, tengo en fin, el resto de vida que me queda por vivir.


Abandonemos, entonces, esta congoja y sigamos, como el marino al timón, cara al viento, y que esta barca en la que navegamos surque el mar de la vida por largos años.


Y obedeciendo con resignación el consejo de los años, doy, por tanto, gracias a la vida Y brindo por lo que fui, lo que soy y lo que seré.

Y como dijo el poeta: Vida nada me debes, vida estamos en paz

sábado, mayo 31, 2008

La culpa es mía


Ella levantó la vista y me miró de frente, serenos, sin miedo, sin culpas, sus ojos profundos se encontraron con los míos. Yo devolví su mirada, por un instante pensé que me miraba como una mujer mira a su amante. Tierna, profunda, su mirada en la mía se quedó.

Unos instantes, brevísimos, duró este encanto, sentí que por mi estomago subía una emoción que no sentía hace años, tan olvidada estaba esta sensación que me inquieté; sentí ganas de abrazarla. Me retuve. Alce mi copa y bebí un sorbo de vino.

Luego, coqueta e inquieta, su mirada de niña se distrajo en algún punto lejano. En ese momento contemplé su rostro, cansado por los años, pero, aun hermoso.

-Somos como dos adolescentes - le dije

El mozo, Inoportuno, nos trajo el menú, e interrumpió su respuesta.

Yo, miré por la ventana del restaurante y guarde silencio, y me sentí empequeñecido y solo. Ella, con la perspicacia que tienen las mujeres se percató de mi actitud y me dijo

- Te sientes culpable

- No- le contesté

Habíamos quedado de acuerdo en vernos ese día, después de varia charlas por Internet y después de dudas y temores, había aceptado su cita. Y aquí estaba yo, en un a ciudad lejana, sintiéndome infiel después de muchos años de casado.

Ella, miró la carta e hizo su pedido, yo me entretuve leyendo la mía y tardando en decidir la merienda.

Cuando el mozo se alejó, reanudamos nuestra charla.

- Porqué estas aquí?-preguntó

Yo miré dentro de mí y busqué una explicación, luego evitando una respuesta comprometedora respondí:

-Quería conocerte

Y era una verdad a medias.

¿Porque estaba ahí? no sé; La soledad, la monotonía, o tan solo el constatar que ya no me queda tiempo, tal vez, la curiosidad… no sé. Me sentí como la polilla que juega alrededor de la llama, atraída por la luz que puede matarla. Y desvié la conversación hacia temas triviales ¿o importantes? : la familia, el trabajo, los gustos personales, las ilusiones; en fin de aquello que se habla para fingir interés.

Ella me hablo de sí. De sus triunfos y de sus fracasos. Al balancear estos en la historia de su vida noté que esta se inclinaba por estos últimos. Sin embargo, no se veía triste, estaba llena de un entusiasmo que contagiaba, una alegría de niña que exudaba un deseo de vivir y experimentar.

-¿Que buscas? -Le pregunté

-¿Yo?- sorprendida -el amor- me respondió

Yo, que en mis encuentros con el amor siempre he salido con moretones, no quería volver a encontrarme con el. Por lo que evitaba todo guiño que pudiera mal interpretarse. Pero, ella; ya cuando habíamos terminado la merienda, y después de alejarnos del restaurante, y, mientras caminábamos por la orilla del mar, desinhibida, se colgó de mi brazo.

Al sentir el calor de su cuerpo, recorrió mis piernas un ligero temblor, el que contuve como pude.

Mientras ella hablaba, yo absorto miraba la playa, la arena, el agua; el día era calido, refrescado por la brisa; las olas, mansas, venían a morir a nuestro paso; y me sentí ridículo del brazo de una extraña, pero, ella estaba tan feliz o fingía muy bien, que no dije nada y evité el gesto de apartarla de mí.

Los años me habían hecho olvidar el perfume de una mujer, por eso, me estremecí al sentir su aroma tan cerca de mí y cuando su cabeza quedó cerca de mi hombro, la fragancia de su pelo me hizo ruborizar y una ola de deseo me inundo todo el cuerpo.

Al seguir caminando, me sentía cada vez más pequeño, más falso, más desleal y esa lacerante falta me lleno de angustia, matando todos mis ardores; años de matrimonio habían puesto riendas a mis sueños, la costumbre había moldeado mi carácter, encausándolo en un surco de rectitud y ahora, al salir de la estrecha huella, me sentía culpable.

Me dije, para ser infiel hay que tener coraje, cierto despego por las cosas, un ánimo de novedad, y un poco de malicia, cosas de las cuales carecía. Por lo que me fui sumiendo en un mutismo que ella notó y me lo hizo ver.

Sin enojo, ella se plantó frente de mí y me regañó, y argumentó que la vida se vive de momentos, que ese momento no se volvería a repetir, que la vida da y quita cosas, y que lo que la vida ofrece hay que tomarla sin remordimientos. Porque así es la vida… y de ese modo, como los marinos que escuchan el canto de las sirenas, me dejé llevar por el arrullo de su voz, y lentamente me fui envalentonando, hasta el punto que me dije a mi mismo que lo que la vida da hay que tomarlo; e hice míos sus planteamientos. Y deje de sentirme culpable con el simple expediente de echarle la culpa al destino, ya que pensé, que si este no hubiera querido que esto sucediera yo nunca hubiera estado ahí.

Por eso, Levanté la cabeza, enderecé mi espalda, y le sonreí; le miré a los ojos, jugué con su pelo; ella bajó la mirada y supe que había vencido. Con la euforia que me dio mi pequeño triunfo, confiado y sereno, acaricié su cara y le di un beso.

Y fue la locura.

Mas tarde, al abandonar el frío cuarto del motel donde dimos rienda suelta a nuestra lujuria; taciturno y lejano, hundido en mis pensamientos, no le miré a la cara; en su rostro, antes tan hermoso, se dibujó una mueca de disgusto, y adivinando mis pensamientos, a sus labios asomó un reproche.

-Yo no te obligue a hacerlo- me dijo y añadió- somos lo suficientemente mayores para saber lo que queremos.

Algo me hacia sentir sucio, y me impulsaba a alejarme y lo único que deseaba era irme. De reojo, mire sus ojos, humedecidos por el desencanto y vi en ellos todo el cansancio de una vida sin amor y sentí pena, alce mi mano para acariciar su rostro, pero, ella hizo a un lado su cara.

-No quiero tu lástima y menos tus culpas- me dijo

- Lo que quiero, es un poco de amor, y se ve que tú no puedes dármelo-añadió.

Tras un largo silencio me dijo- no te sientas triste, la culpa es mía, se que eres casado, pero, no puedo sentirme culpable; sinceramente, no me arrepiento.-

Y se alejó de mí.

Atontado, como un niño abandonado, me hundí en la desazón, y contemplé como ella se marchaba y se perdía entre la gente.

jueves, mayo 22, 2008

Una teoria del universo



El universo se inició en un instante titánico llamado Big Bang, después de esa colosal explosión, ocurrida en un tiempo pretérito, los trozos producidos por la explosión salieron disparados hacia el infinito y se alejaron y se alejan de su centro original hasta que se encuentran tan distantes de ese punto que es difícil precisar donde se produjo esta hecatombe.


Eso nos dicen los físicos y astrónomos y si hemos de creer en eso (hay que considerar que las teorías cambian), la tierra, entonces, es sólo un trozo de materia, un grano de polvo a escala cósmica, una esquirla del tronco original, que salio disparada hacia el infinito. Y que se desplaza, junto a soles y estrellas hacia un punto indeterminado.


Si esta teoría es correcta, entonces todo el universo, como lo conocemos hoy, tiene una fecha de nacimiento, y cada polvo, cada gramo de materia debieran tener su génesis en un mismo evento. Pero, en el proceso de desplazarse se producen nuevos nacimientos y muertes de estrellas y de galaxias enteras. En una sucesión de muerte y renovación constante.


¿Cuanto durará el impulso que la obliga a seguir?, ¿Cuando se agotará su fuerza y se detendrá?, ¿o no se detendrá jamás? Algunos especulan que nuestra galaxia se dirige hacia un gran hoyo negro que la engullirá completa. Es casi imposible aquilatar la magnitud de esa tragedia, imaginen galaxias enteras sucumbiendo en el interior de este gigantesco hoyo, que según los científicos no es tan grande; ya que en él, la materia se comprime miles de veces. Hasta que un planeta llega a tener el tamaño de la cabeza de un alfiler.


Pienso en ello y me aterro, pero, más me interesa una pregunta, ¿Que había antes del Big bang? Los científicos, siempre curiosos, buscan ecos de esta colosal explosión y según ellos, dado que en el espacio solo existe vacío, las ondas, de cualquier tipo, que emitió tal evento, siguen viajando por siempre, ya que nada las detendrá. Pero, volvamos a nuestra pregunta. ¿Es posible que el universo estuviera contenido en una sola esfera gigantesca que al explotar dio origen a este? ¿O es posible que hubiera otras esferas , y que el universo sea como los fractales, que se reproducen hasta el infinito?


Si es así, entonces es una locura tratar de encontrar respuesta a la pregunta original, ya que esta no existe. Y el universo estaría contenido dentro de otro universo de forma similar, y este estaría contenido en otro.....el que estaría contenido en otro y así, hasta el infinito. Si es que se es capaz de comprender lo que significa infinito....

martes, mayo 06, 2008

Caída hacia la Nada


De pronto siento que la tierra me suelta, y comienzo a caer; En la titánica caída hacia el precipicio sin fondo; En mi loco pataleo, trato de asirme aun sustento inexistente, y me alejo hasta que ya ingrávido, comienzo a internarme en el vacío. De la tierra, todos caen hacia la nada, como plumas que se alejan etéreas y perezosas, El silencio es absoluto, pese a los gritos que los que despeñan emiten en su terror.

En mi caída veo que el cielo, al principio celeste, es una enorme bóveda que se torna negra. La tierra se aleja y se me hace cada vez más pequeña, hasta que esta es sólo un punto en el firmamento, ya menos que la más pequeña de las estrellas y ya no la diviso.

Ahora ya soy la nada en la nada misma, y siento la soledad sempiterna en este espacio renovado. Es tan grande la soledad que no me cabe comprenderla y esta incomprensión me salva, por lo que no enloquezco.

Perpetuamente flotando, cual astronauta abandonado, Siento que me estiro y me fundo con el espacio y ya soy el espacio mismo.

En mi ingrávido levitar, veo pasar las constelaciones, rojas, anaranjadas, azules; elípticas, caracoleadas, circulares e infinitas. Millones de estrellas pasan por mi lado, como gotas de nieve; el viento cósmico golpea mi cara, la estira y deforma; los meteoritos pasan a mi lado, como proyectiles locos, disparados hacia la nada. Las galaxias, nubosas y lejanas se acercan y se deslizan como el paisaje que desfila en la ventanilla del tren. Y sigo, más allá de la más lejana de las estrellas, al confín mismo del universo, donde el todo deslinda con la nada y se funden y confunden y ya no se distinguen y no se comprenden y son uno solo, o todo o nada, indistintos.

Y en la frontera misma de esta locura, me miro a mi mismo y me siento como un Dios enajenado, infinitamente inútil. Eternamente contemplando su creación con una incomprensión infinita de lo hecho.

Y luego, como se disipa la niebla al mediodía, me comienzo a desvanecer y desaparezco...

martes, abril 22, 2008

La esperanza

De: José María Vargas Vila

No matéis la Esperanza en el corazón del Hombre; el Hombre es un ser fundado sobre la Esperanza, que no vive sino de la Esperanza, ni tiene otra ventura sobre la Tierra que la Esperanza; La Esperanza es una fuerza más grande que la Fé, de la cual es una forma; sin la Esperanza, la Vida sería menos que un camino en la Noche: sería una Peregrinación en el Caos; no apaguéis ese divino Sol en las conciencias; ¿qué quedaría sobre el cielo de las almas?

El hombre puede resignarse a vivir sin la Ventura, pero no sin la Esperanza; ¡dejemos al Hombre la Esperanza!

Ella no alcanzará a salvarlo, pero alcanza siquiera a consolarlo; y el Consuelo es una Misericordia-ultrajante, como todas las misericordias del Destino —pero ¿a qué rebelarnos contra ellas, si no hay otras?

Solo hay una cosa que consuela de la eternidad del Dolor y es la eternidad de la Esperanza;
Los hombres, —que han creado a Dios— y creen en él, pueden hallar un refugio a su ilusión, a la sombra invisible de sus alas;
los que ya no creemos en nada, fuera del circulo de la Realidad que nos estrecha, ¿a dónde hallar un abrigo a nuestra Esperanza, en este naufragio absoluto de los dioses y de los hombres? ¿En dónde?

En el seno augusto de la Verdad; La Verdad, como la lanza de Aquiles, cura las heridas que hace; La Verdad es el alma de la Historia, y se exhala de ella como un perfume; Vivamos en la Verdad; y, digamos la Verdad;

la Verdad salva.

Eso dice Vargas Vilas, admirable escritor. Pero, ¿de qué nos salvará la verdad? Si nadie está condenado; si sólo estamos en esta vida para cumplir sus designios y nada más. Si todo esta escrito, si nuestro destino ya esta marcado ¿de que sirve la esperanza ante lo inevitable? ¿Y de que sirve la verdad frente a lo evidente?

En fin: “la esperanza, es el mañana de los que no tienen futuro”.

Otro comentario: la verdad no es el alma de la historia, ya que esta, generalmente se encuentra ausente de ella. Y es difícil encontrar la verdad en la historia. Ya que esta la escriben los vencedores y estos, han manipulado los hechos y escondido la verdad, hasta el punto de que ella se avergüenza y no se muestra.

sábado, abril 05, 2008

Acerca de la soledad


De pronto, una charla, una palabras al pasar y me queda dando vueltas una pregunta y me interrogo ¿dónde está el límite entre la soledad y la desolación? Al parecer, esta pregunta no me la hago solo yo, sino que muchas personas se la hacen y, lo extraño es concluir que existen muchas que razonan de forma similar.


Existe gente a las que les gusta la soledad en tanto esta les permite encontrase consigo mismas. Otras, atareadas y presionadas por los demás, claman por un momento de soledad. O como lo leí en un blog: de privacidad.


Sin embargo, existen personas gregarias que no soportan el hecho de estar solas; no requieren de un rincón para sí mismas ya que el contacto con otros individuos las vitaliza y ese roce constante le da un sentido a su vida. y hay otras que no requieren encontrase consigo mismas ya sea por temor a conocerse o porque se conocen tan bien que no requieren examinarse en soledad.


Sea como sea, el ser humano vive en tribus y sin lugar a dudas, el estar solo hasta el punto de aislarse de los demás no es bueno para el aislado y para el grupo que le rodea; incluso el cenobita no logra separase completamente del grupo; Por lo tanto, los individuos están condenados a vivir en sociedad.


Tengo la impresión, equivocada o no, de que las mujeres tienen mayor tendencia a sentirse solas y al hablar con ellas deduzco que ven la soledad como desamparo, sin el apoyo del grupo, y lo más extraño, es que basta el sentirse abandonada por una persona para que sientan esta orfandad.


El sentirse abandonado por cualquiera, sobre todo si ese alguien es una persona por el cual se siente afecto, trae consigo el sentimiento de pérdida, y una caída en el desamparo y el individuo se siente (como alguien me dijo) en “soledad desolada”.


A este respecto creo que la mayor de las soledades es cuando uno se abandona a si mismo y se entrega a la deriva de fuerzas que no comprende y ya no es capaz de lidiar con su destino, de ahí que la soledad no es el hecho de ser abandonado por los demás, sino el hecho subjetivo de no tener un asidero a que echar mano en el confuso devenir de los tiempos. Así, el individuo desolado es aquel que se ha perdido a si mismo en el sentido de que es incapaz de encontrar una tabla de salvación ya sea en si mismo o externa, en cambio el hombre solo, es aquel que consiente de su soledad, es capaz de surfear en las olas del cambiante mar de su destino. Es aquel que se sabe capitán de su barca y aunque no tenga claro su destino se aferra a ella y sabe que esta resistirá los golpes de las olas.

Sobre una obra de Doe

En un viejo estante de una aun más vieja librería de Buenos Aires me encontré un opúsculo titulado, “Alma espíritu y otras cosas”, editorial Buena Nueva, 1964, lo firmaba un tal Juan Doe. Y en el avión de regreso a Chile me entretuve en su lectura, la que me resultó un tanto extraño.

Postula el señor Doe que el cielo se estructura en jerarquías; nada nuevo, ya que todas las religiones postulan lo mismo. Y postula que las almas están en un perpetuo proceso de nacimiento y destrucción, y razona que la cantidad de almas es limitada y de muy lento crecimiento, de tal modo que la cantidad de almas disponible en el cielo es prácticamente constante. (Esta idea la leí también en un cuento denominado Los Vitanuls). Según Doe, las almas después de abandonar el envoltorio de carne y huesos que llamamos cuerpo vuelven al cielo donde son sometidas a un proceso de olvido y donde se le quitan los rastros que su pasada por el mundo terrenal hubiera dejado en ella. A este lento proceso de olvido se le llama des-impregnación.
De lo anterior deriva que cuando el alma no ha sido completamente des-impregnada y vuelve a ocupar otro cuerpo, este ser humano (para Doe cuerpo + alma = ser humano) tiene momentos en que le parece que ya ha visto algo, o tiene la sensación de haberlo vivido: esto es solamente reminiscencias inconcientes de su alma.

Deduce Doe, que ninguna alma ha ocupado un cuerpo sin haber pasado por este proceso de des-impregnación; de ahí que, aunque un alma se vuelva a materializar (ese es el termino usado por Doe) nunca recuerda sus pasadas existencias. Aquí me dije que de ser verdadera esta teoría, el resultado es casi idéntico a la idea de: un alma una vida; ya que la vida es un continuo aprender, y todo lo aprendido tiene sentido en tanto se recuerde, en el momento en que se olvida es como si no se hubiere vivido. Esto es valido desde un punto de vista subjetivo, ya que objetivamente si usted ha vivido un instante y no lo recuerda, esto no quita el hecho de haberlo vivido. Un ejemplo de eso es lo vivido antes de los siete años, periodo que la mayoría de las personas no recuerda y que para muchos es como si no se hubiera vivido.

No aburriré al lector con mayores detalles del opúsculo de Doe, solo diré que, basado en ello se me ocurrió una idea y escribí la historia de la escasez de almas.

Escasez de almas


En el Almacén General De Almas, el Jefe De Logística se pasea preocupado. Debido al aumento de la población, el stock de almas humanas nuevas y sin usar se encuentra en un nivel muy bajo; en el pasado, esto no había ocurrido, ya que con las continuas guerras, pestes, cataclismos y enfermedades la población no había aumentado hasta el nivel actual. Pero, ahora, debido a la creciente bonaza económica y un largo periodo de paz, la especie humana había crecido en forma casi exponencial bajando la cantidad de almas disponibles.

Si se considera que el número de almas a mantener en reserva fue casi constante durante los últimos milenios (un milenio es solo cosa de minutos en el cielo), el jefe de logística no se había preocupado de recuperar el surtido. Y eso le preocupaba, (siempre quiso dar la sensación de eficiencia y este descuido podría empañar su prestigio).

Y este descuido no era cosa menor, dado que el Departamento De Producción se demoraba varios milenios en fabricar almas nuevas. Era este un proceso lento y complejo, lo que sumado a que la fábrica de vida se encontraba atendiendo la creación de nuevos mundos en ignotos universos, y si añadimos que la mayoría de sus empleados habían sido derivados a esas tareas; la recuperación del stock de almas humanas en un corto tiempo seria algo muy difícil.

El Jefe De Logística sabia que siempre podría echar mano de las almas usadas ya que después de utilizada un alma, generalmente esta queda almacenada en un repositorio especial en la gran sección de almas usadas del almacén, en el largo proceso de des-impregnación siempre y cuando esta hubiera quedado relativamente en buen estado y no hubiera sufrido daño significativo durante su uso terrenal. De lo contrario, el alma usada es irreversiblemente desechada.

Pero, desde la sección “Nacimientos” le estaban llegando nuevas solicitudes de almas y el debía entregarlas a la brevedad si no quería entrar en conflicto con el jefe de esa sección, personaje mejor colocado que él en el complejo andamiaje jerárquico de El Cielo. Por tal motivo, y a regañadientes tomo el teléfono y decidió advertir al Gerente de Asuntos Terrenales lo que estaba sucediendo.

Era el gerente alguien curtido en toda clase de problemas, de temperamento calmo y frío y de carácter orientado a la acción por lo que decidió encarar el tema de inmediato citando a todos sus subalternos involucrados en el problema a fin de recabar información y tomar una decisión acertada.

Al mismo tiempo, sobre el puente ferroviario que cruza el río Traiguien a la entrada de la ciudad de Victoria, un hombre se lanzaba al vacío desde los 80 metros de altura del puente. Otto Tamm descendiente de madre suiza y padre alemán, decidió matarse después de considerar que su vida estaba llena de sufrimientos y que ya no valía la pena vivirla. En efecto, una serie de reveces, lo había llevado, primero, a perder a sus padres, y la mala administración de su heredad lo llevo a la ruina, hecho que causó que su mujer, de quien estaba profundamente enamorado, lo abandonara llevándose con ella a sus dos hijos. Y segundo, una larga y penosa enfermedad le roía sin piedad sus entrañas y le causaba insufrible dolor. Por tal motivo había caído en una profunda depresión; la que aumentó cuando sus amigos, (producto de su constante malhumor), uno a uno lo fueron dejando solo.
Por ello, Otto fue incubando una fría inquina contra la vida y contra Dios. Y ahora, después de largos años de sufrimiento, resentido y odiando profundamente la vida se lanzaba al vacío.

Mas allá, solo a unos cuatro kilómetros, el viejo doctor Ruiz, pediatra perpetuo del hospital de Victoria que atendía al poblado, ayudaba a dar a luz al hijo de Carmen; primeriza que, aterrada y dolorida, comenzaba con el trabajo de parto.

El Gerente, ya tenia una idea general de lo que estaba pasando y resolvió que estando este tema bajo el radio de acción de su cargo le correspondía darle solución y decidió darle un corte rápido. Prontamente desecho la alternativa de restringir la cantidad de nacimientos, aunque con ello bajaría la demanda de almas nuevas; también desechó la posibilidad de aumentar la mortalidad con lo que se dispondría de una gran cantidad de almas usadas, ya que esta solución solo la podría aplicar el nivel superior y estaba restringida su uso solo a Los Tiempos Finales. Decidió entonces trabajar en dos frentes, aumentando la producción de almas nuevas lo más velozmente posible, y haciendo uso de las almas ya utilizadas y en stock, ambas soluciones no del todo satisfactorias ya que cada una tenia sus inconvenientes; especialmente la ultima, ya que el reutilizar las almas usadas sin el necesario periodo de des-impregnación podría acarrear consecuencias impensadas, ya que si este periodo era demasiado corto el alma no se desharía de todos sus lastres traídos desde su vida terrenal.

Por eso, y ante el riesgo de que los seres humanos que estaban naciendo lo hicieran sin alma, lo que sería aun peor, y casi imposible de corregir en el futuro, decidió ordenar la disminución del periodo de des-impregnación de las almas. Y autorizó su uso con restricciones.

Ya sea que el memorando que recibió el Jefe de Logística estaba mal redactado, o este le dio una interpretacion errada, el asunto es que las almas usadas fueron reutilizadas casi sin periodo de des-impregnación.

En el preciso momento en que Otto Tamm, dio con su humanidad en el suelo y su alma abandono su cuerpo exánime, nacía el hijo de Carmen,

Otto no sabia donde estaba, las luces, la sangre, y su cuerpo (le pereció otro cuerpo). En Fin, todo a su alrededor estaba impregnado de vida. Abrió los ojos, se demoró unos instantes en reconocer el lugar. No había muerto, estaba vivo, lleno de esa vida que el odiaba y en el instante en que el presente de un alma se vuelve pasado y es olvidado, en un grito sobrehumano plasmó toda su decepción.

El grito del recién nacido asustó al viejo doctor Ruiz, el que estuvo a punto de soltar al niño, asustado y receloso creyó ver un destello de odio en la mirada del infante y cuando le auscultó la pupila pudo ver el cansancio vital de toda una vida en el fondo acuoso de esos ojos.

domingo, marzo 16, 2008

Un Hombre y Una Mujer



El hombre estaba cansado, fatigado por sus largas jornadas, y miró al cielo y pidió descanso.La mujer estaba sola, desamparada como una paloma perdida, y miró al cielo y pidió compañía.


Y en el cielo dijeron: Este hombre trabaja demasiado, démosle descanso.Y otros dijeron: esta mujer está muy sola, démosle compañía.


Entonces Dios dijo: Por Un día y sólo un día; Demos al hombre una mujer que lo haga descansar y demos a la mujer un hombre que la haga sentir protegida.


Y en el cielo todos asintieron complacidos.


Y una mañana, de un claro diciembre, el hombre y la mujer cruzaron su camino, y Dios les dio un día soleado y mar en calma. Y ordenó al Amor que les arrullara. Y el hombre, a orillas del mar, descansó en los brazos de la mujer y la mujer acurrucada en los brazos del hombre por fin se sintió protegida y dejó de estar sola. Y al medio día el hombre y la mujer estaban felices.


Y en el cielo todos se regocijaron.


En la tarde, cuando el día comenzó a morir. Y el sol tiño de rojo, de naranja y de amarillo las aguas del mar. El hombre soltó de sus brazos a la mujer y ella soltó su mano de la del hombre.Y el hombre se miró en los claros ojos de la mujer y dio las gracias. Y la mujer se reflejó en la mirada del hombre y agradeció. Y, ante la inevitable separación, ambos quisieron permanecer juntos…


Pero, el amo del tiempo apuró su reloj. Y cuando la noche llegó, el hombre y la mujer, sintiendo una enorme desazón, mirando hacia atrás; se alejaron, y cuando las estrellas temblorosas poblaron con su tristeza el negro cielo, vieron que el hombre y la mujer lloraron.


Y entonces en el cielo todos guardaron silencio

viernes, marzo 14, 2008

Un Amor Por Internet


Paola Urquiza; mujer ya mayor y con dos hijos a cuestas, un matrimonio en ruinas y una vida de soledad, adquirió la extraña costumbre de visitar las salas de charlas que existen en la Internet, e hizo de esta costumbre un hábito, casi un vicio; se levantaba y al despertar revisaba su correo y su Messenger y se quedaba a la espera de que cualquiera de sus numerosos contactos le hiciera un guiño invitándola a una charla. Y así; mientras cocinaba, o hacía el aseo, estaba pendiente del llamado de su PC.

Una noche, en que ninguno de sus conocidos le llamo, y sintiéndose más sola que de costumbre, entró a una sala de charla de las tantas que ella visitaba y de pronto alguien le llamo la atención. Ella ya conocía los distintos especimenes que pululan por la red y evitaba a los groseros o demasiado atrevidos, pero, este desconocido escribía de otro modo, un poco mas pulcro, de frases más cuidadas, a ella, eso le pareció muy extraño y despertó su curiosidad, por eso, cuando en su pantalla le preguntaron, ¿Cómo se verá el sol filtrado por tu pelo? Se estremeció de emoción.

Y después, en el transcurso de la charla ella creyó que por fin alguien se había fijado en ella, y su mente tejió fantasías, y sin darse cuenta, al transcurso de la parrafada, horas después, las fantasías se transformaron en ilusiones. Por eso, antes de cerrar la ventana de charla le dio su E-mail al desconocido, con la secreta esperanza de volver a encontrarlo.

Días después, y cuando ya había olvidado la tertulia, inesperadamente, el desconocido volvió a aparecerse, y le extraño el alegrase de ese reencuentro Y siguieron charlando, por varios días, hasta que en un arranque de osadía ella le propuso una cita para conocerse y él aceptó.

Mientras se dirigía a su cita, Paola pensaba que ese encuentro seria como ella tendía a decir “una ralla en el agua”, un encuentro que no dejaría huella, que sería olvidable, como muchos que ya a sus años había tenido.

Al llegar vio que la esperaba un hombre diferente a lo que se había imaginado, y no se acercaba al estereotipo de amante forjado en sus fantasías, pero, cuando este se acercó y le habló, le pareció que conocía a ese hombre de toda la vida, por lo que lo saludó como se saluda a quien hace tiempo no se ve, y se sintió confiada, segura, tranquila… Raúl era un hombre de cincuenta años, algo calvo y con una pequeña barriga que denotaba su buen pasar, alegre, conversador, atento, con dinero y... casado; ella, aficionada a la música, pensó que este era, como dice la canción, el hombre perfecto.

Por eso, En diciembre, cuando el sol quema con mayor intensidad las arenas de la playa y se refleja en el enorme espejo de agua salada y el día es una vorágine de luz, agua y color, ella conoció el amor. Si, a sus cuarenta y siete años vino a conocer ese extraño sentimiento. Por supuesto no lo supo de inmediato, sino hasta pasado varios días y tras recordar y analizar, varias veces, lo sucedido aquel día.

Se volvieron a encontrar en varias ocasiones, hasta que, por imposibilidad de él, dejaron de verse.

Ella sintiéndose extrañamente sola, anhelaba volver a vivir aquel corto periodo de tiempo que duró la relación con este desconocido, y ¡valla que era desconocido!, ya que ella ni siquiera preguntó su nombre. Solo se quedó con un escueto Raúl.

Pero, Raúl ya no venia, solo le hablaba por la red, y cada noche, ella leía sus ardientes palabras, sus mentirosas promesas, y así. Pasó el tiempo, a cada tanto, el aparecía en su Messenger y ella se alegraba; y cuando charlaban, ella: reía, lloraba, se enojaba y soñaba. Ella nunca sabría si Raúl la amaba o le mentía, pero, sus dulces palabras eran un bálsamo para su alma; él le escribía: “Eres mi rinconcito del paraíso”, “Mi pedazo de cielo”, “Mi Calma, mi remanso” y ella emocionada, lloraba; en otras ocasiones el le enviaba canciones y al escucharlas, ella se enternecía y se sentía aun mas enamorada.

De a poco fue cayendo en la cuenta que lo amaba, al punto de anhelar y soñar con vehemencia los momentos ya vividos. Pero, como dije, Raúl no venia y ya ni siquiera le escribía a su correo. Paola, atrapada en un matrimonio sin futuro, con hijos que no la consideraban, y como varias veces lo dijo: “de remate con un amor imposible” lentamente, fue cayendo en una depresión, sentía que no la valoraban, que la abandonaban y su único consuelo eran las escasas horas que charlaba con Raúl y ahora, al alejarse éste, ya ni siquiera tenía ese conforte.

Meses estuvo en esta condición, deprimida, abatida y sin esperanza, y cuando ya estaba apunto del derrumbe, en un arranque de lucidez, decidió hacer caso a su desconocido amante y buscó trabajo. Esto la salvó, ya que ocupada como estaba en otros menesteres, ya dejó de derivar en Internet y el tiempo, con su paso implacable, tiño de olvido la figura de su amante y, quedamente, su recuerdo dejó de dolerle hasta el punto de recordarle con nostalgia, ya sin pena, y sin dolor. Y ahora la vemos, ya olvidada de ese triste momento, (sin embargo, ella siempre piensa que fue unos de los pasajes mas felices de su vida) con nuevos bríos, embarcada en nuevos planes, comenzando una nueva vida.

Siempre recuerda ese amor y a veces, solo a veces, abre su Messenger con el escondido anhelo de encontrar a su Raúl.

lunes, febrero 18, 2008

Melodia inmortal

Mientras escucho la melodía “Enmanuelle” con Fausto Papetti al saxo, me pregunto ¿Qué es lo mágico de estas melodías? ¿Que hace que se desencadenen las emociones, se atropellen los sentimientos y se conviertan en una lagrima? Y me respondo: su simpleza. Todas tienen un tema principal y los instrumentos solo van dando una variante del mismo tema. Yo no soy experto en música y no pretendo hacer de estas disquisiciones un ensayo musical. No, nada de eso, solamente trato de entender porqué un sonido produce esa reacción. Dejaré el estudio químico de cómo un sentimiento, que es algo abstracto, se materializa en una lágrima, que es algo concreto. Para concentrarme en algo aun más abstracto o tal vez más absurdo.

Si yo fuera un compositor, si pudiera conjugar las notas, como el prestigiador juega con las palomas, trataría de componer una canción que fuera todas las canciones. Una canción tan triste que te haga sentir la urgencia de una sirena, el desamparo de un amor que se queda en la estación; la tristeza de una tarde de otoño vista a través de las hojas que caen y mueren. Y al mismo tiempo tan alegre, que te llene de euforia, como una droga, como el vino. Como la noticia sensacional que recibes y solo tú conoces. Como cuando te dicen que aquel hijo que tú amas se ha salvado y ya no morirá. Pero, al mismo tiempo, la canción debe recordarte la serenidad de una tarde de verano, lenta y calcinante, en que nada se mueve y todo reposa. Y deberá recordarte los sonidos de la noche, el ruido inquietante de los grillos, y también la soledad de una cama vacía y eternamente a tu lado, Una canción, que inflame tu pecho, te haga empuñar un arma y te vayas al frente de batalla, una canción que te haga ver el dolor de los demás, y te embarques en una cruzada por la paz, en fin, una canción tan sublime que sea todas las canciones, todas las notas, todos los sonidos, que haga brotar todos los sentimientos, todas las emociones, toda la humanidad, todo el imposible inscrito en una canción.

Y me pregunto, ¿es posible esta melodía? Y me respondo: sí. La vivimos a diario, está sonando cada día, cada segundo que pasa la escuchamos, solo que estamos inmersos en su sonido, pero, si fuéramos capaz de escapar, como el naufrago que llega a la playa y contempla desde la altura el mar que estuvo a punto de ahogarlo; Veríamos la cosa diferente, veríamos que esta melodía está presente cada día. Somos parte de ella. Está en cada cosa. En cada flor, en cada niño, en cada anciano. En cada risa, en cada llanto, en los gritos, en la furia, en el abrazo, en la puñalada, en la caricia. Está sonando, siempre presente, eterna. Está en todos nosotros, en el conjunto de nosotros, está; en fin, en la humanidad.

Si fuéramos mas allá, si nos atreviéramos a dejar nuestro yo, nuestro tú, nuestro nosotros, veríamos que esta canción solo puede ser compuesta por el que nos enseño o mejor dicho, nos dio cada nota, cada sonido, cada eco, cada ruido, en fin; si fuera un creyente diría que esta música la compone cada día Dios. Quien nos da vida, Y si no lo es, la compone la naturaleza y la entona la vida. Pero, no podrá negar que existe, está ahí, sonando, cada día, sempiterna. Y como un hombre tiene que tomar partido, creo que esta música solo es capaz de componerla el Creador de todas las cosas, el que da vida y permite que la vida se renueve a sí misma.

Más adelante, en otra ocasión, cuando sienta de nuevo esta música, cuando compare a Francis Lay y Papetti, cuando el pisco sour suelte mis ataduras, cuando la soledad se haga insoportable hasta el punto de estar a punto de dejar de escuchar la música de la vida retomare este tema y pensaré en el.

Gracias a la música: ABBA

domingo, febrero 17, 2008

Encuentro Conmigo




Hoy me cruce en el camino conmigo mismo y no me reconocí. Iba como todos los días, ensimismado en mis pensamientos, absorto en mis abstracciones, cuando al igual que el día anterior, me topé conmigo. Confieso que este cruce es habitual, casi siempre en la misma esquina, he llegado a pensar que debo tener un horario parecido al mío, porque siempre, a la misma hora y en el mismo lugar, me encuentro.


Declaro que normalmente no miro a la gente al pasar, costumbre que mi mujer reprocha, ya que en muchas ocasiones me he encontrado con ella en la calle y ni siquiera la saludo; tan absorto voy en mis elucubraciones que no miro al pasar y no se crea que soy un engreído; aunque la gente que no me conoce muy bien cree que es así. Pero ¡Cuán equivocadas están! No, nada más alejado de ello que mi actitud. Ya que me considero una persona modesta y atenta con los demás.


Generalmente cruzo conmigo una mirada leve, corta y una inclinación de cabeza, eso es suficiente para mí. Me digo que es bueno que me reconozca y es bueno ser reconocido. Y como el encuentro es temprano en la mañana, eso alegra mi día. Pero, hoy, pasé de largo y sin mirarme (y eso que hoy casi choqué conmigo y tuve que hacerme ligeramente a un lado) y esa actitud de mi me extraño, me detuve y voltee la cabeza con la secreta esperanza de que me reconocería y me daría vuelta para saludarme, pero no fue así y contemplé mi espalda al alejarme. Me vi alejarme de mí con paso rápido, y mi cabeza levantada, más erguida que de costumbre (normalmente miro el piso cuando camino) me pareció ver en mi actitud un gesto despectivo para conmigo. Largo rato estuve contemplándome hasta que doblé la esquina y ya no pude verme.


Entonces Me hice un sin fin de preguntas. ¿En que iría pensando que no me reconocí? ¿Me estaré olvidando de mi o ya no me intereso en mi? ¿Tanto habré cambiado que ya no me reconozco? ¿o simplemente ya no quiero reconocerme? Estas interrogantes me hicieron poner triste y me comencé a sentir desamparado. Al igual que el hombre que se encuentra con un viejo amigo y éste ni siquiera lo saluda, o como el niño que se encuentra con su madre y esta no lo levanta en brazos, así me comencé a sentir. Pero, después me dije. No, lo que pasó es sólo circunstancial, probablemente mañana cuando me cruce conmigo nuevamente seré mas efusivo, es probable que hasta me detenga y me pida escusas, y es probable que hasta converse conmigo por unos minutos. Esta eventualidad me lleno de euforia. Mas, unos segundos después me asalto la duda. ¿y si ya no quisiera verme de nuevo, y si ya no me vuelvo a cruzar conmigo nunca más, y si decido cambiar de rumbo solo para no verme?


Me entretuve entre la posibilidad de salir tras de mí o dejarme ir, finalmente opté por quedarme donde estaba, y fui cruel conmigo, me dije que si quería huir de mi ese es mi problema no el mío. Si ya no me quiero ver, probablemente debido mis culpas o mis fracasos ese no es mi problema, yo estaré aquí, sin cambios, inalterable como una estatua que se queda siempre inmóvil, siempre fría, contemplando el paisaje o mirando sin mirar, Pero, sin huir; considero una cobardía huir de mi, mas aun si yo no me he hecho nada malo, y es más, me gustaba encontrarme conmigo cada mañana. Por eso, ese gesto que quise adivinar en mi actitud, considero que no viene al caso y contemplé un rato la calle, como queriendo comprender algo, como el hombre que contempla como se aleja un amor, y luego, sin remordimiento me mande al diablo a mí mismo y seguí mi camino.

martes, enero 15, 2008

Cervero


Despierto, miro a mí alrededor, estoy acostado. La pieza donde me encuentro es pobre, paupérrima, al punto que la casa ya no tiene paredes y el techo, el que hace ya tiempo se derrumbó, permite ver el cielo. Mi cama, sola, es el único mueble de esta mísera habitación.

Es atardecer, y el cielo está pintado de un agresivo rojo-gris-amarillo. Se siente soplar el viento que precede a la lluvia; Puedo ver, por el hueco de la ventana ya sin vidrios, un viejo roble que se mueve debido al ventarrón. Estoy contemplando el lóbrego atardecer cuando aparece un perro, es grande, más grande de lo normal, envejecido, de pelo tieso, ralo y ya canoso. Su fiera mirada busca con ansiedad y en su frenética exploración revuelve como un torbellino, el cuarto donde estoy.

Mi mascota, un enorme pastor alemán se le cruza en su camino, con la evidente intención de detenerlo. Los comparo y mi perro parece un enano ante este can. La bestia lo mira con ira y le muestra su fiera dentadura; mi perro retrocede acobardado. Yo, desde mi cama contemplo la acción y comprendo el miedo de mi perro al ver a este otro animal emergido, a mí entender, del mismísimo infierno.

El perro me observa, de sus fauces cae una fea baba, la que escurre hasta el suelo, lo enfrento sin temor, el perro no parece fijarse en mí y unos instantes después, parece decepcionado de la búsqueda, da la media vuelta y se marcha, pero… al llegar a la puerta parece acordarse de algo, gira y me mira.

Me reconoce, con su mirada, parece hablar y decirme –a usted lo busco- En sus ojos no hay odio, sólo una profunda determinación parece embargarlo. Al observarlo deduzco que me busca por mis pecados ya en algún lugar juzgados, y, condenado, me viene a buscar. Me muestra sus enormes colmillos y gruñe con un ruido que parece de otro mundo. Por unos instantes nos contemplamos, y de un brinco titánico, se abalanza sobre mí…

jueves, enero 10, 2008

Tiempo

Siempre hay tiempo, cuando hay tiempo,

Tiempo que escasea y sobra

Si es que aun es tiempo,

Entonces, detengamos el tiempo


Y demos tiempo al amor

Tiempo para amarnos

Y en nuestro amor

Dejemos correr, lento el tiempo


Cuando ya es tarde,

¡Cómo corre el tiempo¡

¿Nos alcanzara el tiempo

Para amarnos?


Amor, Alcanzaremos al tiempo

O moriremos en el intento

Y nos amaremos, sin prisa

Matando el tiempo


Tarde en el tiempo llegaste a mi tiempo

Como una brisa del buen tiempo

Y ahora te marchas lejana,

Distante, en espacio y tiempo


Cuando se acabe nuestro amor

Al final de nuestro tiempo,

Cuando el amor se haya ido

Ya no habrá tiempo