viernes, agosto 15, 2008

Un alma perdida

Hoy, mientras volvía a casa, me encontré un alma, era un alma perdida; alguien, algún despistado la había olvidado o tal vez abandonado. Yo me considero un tipo desafortunado cuando se trata de encontrar algo, es más: nunca me había encontrado algo. Ni una moneda, ni un maletín, ni nada. Por lo que al ver el alma, desconfiado, miré para todos lados, para cerciórame de que alguien no estuviere mirando, luego, con recelo, me acerqué a examinarla. Era un alma pura. Aunque desgastada por los ajetreos de la vida; dado el paupérrimo aspecto, quien la perdió, me dije, ha de haber sido un pensador, o un filósofo o, tal vez, un poeta.
Largo rato estuve cavilando y dudando entre tomarla o dejarla para que otro se la llevase, pero, por alguna razón, la calle donde me encontraba estaba desierta y los poquísimos transeúntes pasaban por la vereda de enfrente. En eso estaba, cuando el alma pareció hacerme gestos que demostraban un interés en agradarme. Al igual que un perro que nos mueve la cola y hace piruetas para encantar.

Tanta fueron sus muestras de cordialidad y simpatía que decidí quedármela, aunque unos minutos después me acometió el pánico y me imagine encontrarme con el dueño del alma y recibiendo de este duras recriminaciones por haber tomado su esencia. Y una infinitud de preguntas se me vinieron a la cabeza. ¿Y si el dueño del alma la hubiera perdido involuntariamente, y estuviera desesperado por recobrarla? ¿Y si, lo que es peor, la dejó ahí solo mientras hacía unas diligencias? Y luego me vinieron otras interrogantes ¿Qué haré con esta alma? ¿Para qué me quedo con ella? ¿Me servirá? ¿Será esta alma mejor que la que yo tengo? Y mientras pensaba que hacer con el alma, me fui alejando del lugar, alegre por haber encontrado algo, aunque solo fuera un alma perdida.
Y mientras me alejaba, alegre con mi encuentro, me llego una interrogante ¿Si las almas solo pertenecen a Dios, puede Dios olvidarlas?
Y si fuese así, si el alma fuese un alma olvidada por Dios. ¿No sería este el mayor de los abandonos? ¿No sería un alma sin esperanza ya eternamente perdida? Por eso, para mitigar su abandono, decidí quedármela, mañana veré que haré con ella.

2 comentarios:

  1. MI estimado amigo, como siempre me sorprendes con tus relatos. Por un momento sentí que era mi alma la que habías encontrado... Después de reflexionar por un largo rato, sentí que mi alma sigue en mi ser, desgastada, casí sin resuello, pero como siempre dispuesta a tonificarse para nacer cada día.
    Creo que DIos, no nos abandona jamás, somos nosotros que nos desencantamos de nuestro encuentro con la vida, por que no nos damos la posibilidad de ser y fluír con todo lo que el alma grita y desea, nos condenamos a vivir un infierno por buscar y atesorar lo externo a nuestra escencia.
    Siento que tu alma de algún modo se parece a la mía.
    Un abrazo.

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  2. Hola...
    Sabes he leído una y otra vez éste texto, en algunos momentos sentí que era mi alma la que habías encontrado y me quede pensando... Cómo sería quedarse sin alma? He sentido un dolor que me saca de mi existir y deja en un abismo del cual creo que nunca voy a salir, pero siempre siento que estoy ahí, en algún espacio, hay momentos, que no se si mi alma sigue conmigo.
    Lo que si he podido dilucidar, que Dios no nos abandona, somos nosotros mismo que nos dejamos abatir por las situaciones que no somos capaces de enfrentar, nos reprimimos en muchas acciones de la vida y eso nos causa frustración y extravío del alma.
    A veces siento que tu alma se parece a la mía.
    Un abrazo, tienes muchas razones para ser feliz y estar pleno en ti.

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