miércoles, junio 04, 2008

Cumpleaños

Hoy noté el paso de los años, y me sentí inútilmente solo. Sin ideas, contemplando la lluvia a través del cristal. Y me acuerdo de mi madre. ¿Que sueños habrá tejido cuando nací? ¿Cuantas decepciones? ¿Cuanto llanto, cuantos malos ratos, cuanta pena? Ahora ella ya esta muerta y se fue con ella mi única admiradora, ella era mi publico incondicional.


Mientras veo la lluvia caer, pienso que empiezo a vivir en la bajada de la curva de la vida, estoy en la etapa en que los recuerdos son más que las ilusiones, y en la que la vida comienza a quitar más y dar menos. A esta etapa le llaman La plenitud, ¿Cuando se está más pleno de vida sino en la juventud?

¡Cuan lejano están los días lánguidos de la adolescencia, cuando el reloj parecía detenerse solo para mi¡ ¿y mi juventud? ¿Dónde se quedó? ¿Los sueños que forje en que oscura noche se perdieron? ¿Qué viento tumbó los castillos que construí en el aire? ¿Y mi inocencia, en que zarzal del camino se enredó? ¿Y mis amigos, donde se fueron? ¿En que perdido rincón olvide mis ilusiones? ¿Qué brisa apagó la llama del amor?


¡Cómo pasa el tiempo¡ y su pasar nos acerca cada vez mas al temido final, como la calle que se acaba, como río que se acerca al mar donde se perderá, como el tren que se acerca a la última estación; así, la vida tiene su conclusión.


Un año más, ¿o un año menos? Al igual que el filósofo, pienso que la vida que viví, así como el dinero que gasté, ya no los tengo. ¿Qué me queda? Recuerdos dispersos, erráticos: una pizca de alegría, un pedazo de tarde en los brazos de una amante, una mirada grabada en mi retina, un apretón de manos de alguien que se aleja. No importa lo que quedó, sino lo que tengo. Y ¿que tengo? Tengo el amor por la vida, que me impulsa a vivirla, sueños que me llaman para buscarlos. Planes; tengo la certeza de ser amado por Dios. Tengo, el amor de mis hijos, la comprensión de mi mujer, gente que, en algún lugar me aprecia, tengo en fin, el resto de vida que me queda por vivir.


Abandonemos, entonces, esta congoja y sigamos, como el marino al timón, cara al viento, y que esta barca en la que navegamos surque el mar de la vida por largos años.


Y obedeciendo con resignación el consejo de los años, doy, por tanto, gracias a la vida Y brindo por lo que fui, lo que soy y lo que seré.

Y como dijo el poeta: Vida nada me debes, vida estamos en paz

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