sábado, noviembre 08, 2014

Dame la esperanza





Hazme saber si sobreviremos a esta hecatombe de cotidianeidad,
 dame la esperanza de que no zozobraremos en esta monotonía,
 tiéndeme la mano y rescátame de este océano de reiteración, 
de esta seguidilla de días gemelos, de horas iguales 
unas tras  otras en una sucesión de desencantos.
Dame la confianza para correr tras la felicidad
(siempre escasa) que me prometes. 
Dime que lo nuestro no será como las nubes
que pasan y se evaporan y que no verán el mañana.
Dime que lo nuestro no se disipará al mediodía,
dime que volverás como la mañana,
 fresca como el roció, perenne como la hierba y que siempre estarás aquí. 
Dame le la certeza de que volveré a escuchar tu reír.
Déjame soñarte, déjame moldearte con mis fantasía y

 déjame que seas en mi imaginación: reina, hada o bruja; que se yo.
 De ese modo puedo intentar salir de este pozo de desesperanza y
 de a poco cada vez, de a pasos, como el convaleciente que se recupera, volver a vivir.

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